
La desconfianza de la Generación Z en las instituciones
La Generación Z, aquellos jóvenes nacidos entre finales de los años 90 y principios de los 2000, ha crecido en un contexto marcado por crisis globales, como la pandemia de COVID-19 y el aumento de las desigualdades económicas y sociales. Estos factores han contribuido a una creciente desconfianza en las instituciones que, en teoría, deberían garantizar su futuro. Según diversas encuestas, solo uno de cada diez adultos menores de 30 años tiene «mucha confianza» en quienes dirigen la Corte Suprema de Estados Unidos. Asimismo, un 44% de los jóvenes de esta franja de edad manifiesta tener «poca o ninguna confianza» en los bancos y otras instituciones financieras, una cifra considerablemente más alta en comparación con la de los adultos mayores de 60 años.
Este escepticismo se extiende también al ámbito de la filantropía y el voluntariado. Un estudio reciente reveló que solo un 25% de los adultos menores de 30 años se ofreció como voluntario en el último año, en contraste con el 36% de los mayores de 60 años. Además, muchos jóvenes no realizaron donaciones a organizaciones benéficas, lo que refleja una falta de compromiso con las estructuras tradicionales de apoyo social. En respuesta a esta desilusión, diversas iniciativas están surgiendo con el objetivo de empoderar a la Generación Z y permitirles ser agentes de cambio en sus comunidades.
En este sentido, organizaciones como DoSomething están reformulando su enfoque para involucrar a los jóvenes de manera más activa y significativa. La directora ejecutiva de la organización, DeNora Getachew, ha señalado que el nuevo enfoque de DoSomething busca ir más allá del activismo superficial, fomentando un voluntariado que conduzca a un cambio real y duradero en la comunidad. Programas como «Talking Trash» no solo incentivan la recolección de residuos, sino que también capacitan a los jóvenes para que piensen críticamente sobre la gestión de residuos en sus localidades. Este tipo de iniciativas busca transformar la percepción de las instituciones y conectar a los jóvenes con procesos de toma de decisiones, resaltando su papel como protagonistas en la construcción de un futuro más sostenible y equitativo.