
El turismo de masas vuelve a poner a prueba los límites de los destinos más visitados de Europa, siendo las islas las más afectadas por este fenómeno. Con una superficie limitada y una infraestructura frágil, el aumento récord de visitantes ha encarecido los precios de la vivienda y ha llevado los servicios locales al borde del colapso. En los últimos años, se han producido protestas en diversos archipiélagos, donde los residentes exigen a los gobiernos locales que prioricen sus necesidades.
Un análisis reciente de BookRetreats.com ha revelado cuáles son las islas más sobrecargadas y cuáles están adoptando un enfoque más sostenible. Según Sean Kelly, cofundador de BookRetreats.com, “el turismo ha transformado muchas de las islas europeas, pero el ritmo y la escala ya no son sostenibles”. Esto es especialmente evidente en regiones pequeñas donde la concentración de turistas afecta gravemente a la comunidad local.
Las islas europeas más saturadas por el turismo
Malta se erige como la isla más densamente poblada por turistas en Europa, con más de 38,700 pernoctaciones por km². A pesar de su pequeño tamaño, comparable a cinco veces Londres, la presión sobre su infraestructura es palpable, especialmente en lugares turísticos como la Laguna Azul de Comino, que recibe hasta 12,000 visitantes diarios en verano. En respuesta a esta situación, el gobierno ha implementado un límite de 4,000 visitantes diarios, aunque planea aumentar el número total de llegadas a 4.5 millones para 2034.
Las Islas Canarias también sufren las consecuencias del turismo descontrolado. Lanzarote, por ejemplo, reporta más de 21,600 pernoctaciones por km², mientras que Tenerife y Gran Canaria no se quedan atrás con 16,873 y 16,709 respectivamente. A pesar de que el turismo representa alrededor del 35% del PIB de las Canarias, muchos residentes consideran que los costos superan los beneficios. Las protestas han comenzado a extenderse, con ciudadanos pidiendo límites a los números de visitantes y una protección más efectiva de la cultura canaria.
Por su parte, las Islas Baleares, con Ibiza y Formentera a la cabeza, se enfrentan a un panorama similar. El año pasado, estas islas recibieron un récord de 3.7 millones de visitantes, lo que ha provocado un aumento en los alquileres y congestión en las carreteras y playas. Con más de 17,000 pernoctaciones por km², los residentes sienten que el equilibrio se ha descompensado, llevando al gobierno regional a aprobar nuevas medidas para contener el turismo.
A pesar de la situación sombría que enfrentan muchas islas europeas, existen ejemplos de destinos que han encontrado formas de practicar un turismo sostenible. Svalbard, un archipiélago del Ártico, destaca por ser el menos concurrido de Europa, con solo 2.4 pernoctaciones por km². Más del 66% de su territorio está protegido por parques nacionales y reservas naturales, lo que permite a los visitantes disfrutar de una experiencia auténtica y respetuosa con el medio ambiente.
Asimismo, las islas de Åland en Finlandia y Gotland en Suecia se destacan como alternativas menos masificadas, ofreciendo experiencias más tranquilas y aventureras. En Grecia, la isla de Chios, a pesar de ser la quinta más grande, ha logrado mantener un turismo moderado gracias a su autosuficiencia económica y a la preservación de su patrimonio cultural.
En el contexto canario, El Hierro se presenta como la alternativa menos saturada, con solo 610 pernoctaciones por km². Esta isla, con una población de menos de 11,000 habitantes, ha priorizado un enfoque turístico a pequeña escala y sostenible, protegiendo su medio ambiente y apoyando a las industrias locales.