
Suzy Byrne, periodista de entretenimiento, ha compartido su experiencia en el cine familiar con su hijo de diez años, destacando la importancia de las películas aptas para niños en la vida de los padres ocupados. A medida que los padres buscan momentos de entretenimiento y desconexión, este tipo de cine se convierte en un refugio.
Recientemente, asistió al estreno del remake en acción real de Lilo & Stitch de Disney, una película que captura la esencia de la familia y la amistad a través de la historia de una niña huérfana y un alienígena travieso. La película original de 2002 ha dejado una huella duradera, y su adaptación ha generado una gran expectación entre los aficionados.
La proyección se celebró en un cine que ofrecía una experiencia de cena, donde el ambiente estaba marcado por la emoción de los asistentes, incluidos adultos que se sumergían en la nostalgia de la historia. La trama gira en torno a Lilo, una niña que, tras la muerte de sus padres, es criada por su hermana mayor Nani en Hawái. En su soledad, Lilo establece una amistad con Stitch, un alienígena genéticamente modificado que les enseña el verdadero significado de la familia.
El grupo de espectadores, compuesto por once personas, incluidos siete niños de entre 9 y 10 años, estaba ansioso por ver cómo se desarrollaría esta nueva versión de la historia. La expectativa era alta, especialmente por la conexión emocional que se anticipaba, un sello distintivo en las producciones de Disney. La dirección de Dean Fleischer Camp prometía apelar a los sentimientos del público, un elemento que se confirmó durante la proyección.
La variedad de merchandising de Stitch fue notable, tanto comprado como hecho a mano. (Yahoo Entertainment)
El merchandising que los niños llevaban al cine reflejaba su entusiasmo. Peluches de Stitch, camisetas y otros accesorios llenaban el recinto. Esta conexión con el personaje, que había resonado en su infancia, creó una atmósfera festiva y familiar.
El menú del cine también contribuyó a la experiencia. Se ofrecieron palomitas con caramelos M&M y bebidas especiales, aunque algunos detalles, como los cubitos de hielo luminosos, resultaron un poco excesivos. A pesar de ello, la combinación de sabores fue bien recibida por los asistentes.
La película exploró temas emocionales profundos, como la pérdida y la unidad familiar. Un elemento recurrente fue la presencia de un trabajador social que recordaba a los personajes lo frágil que era su situación. La tensión narrativa culminó en momentos de alta carga emocional, lo que generó reacciones sinceras entre los niños y adultos presentes.
Uno de los momentos más destacados fue cuando una niña del grupo lloró por primera vez en una sala de cine, un testimonio del poder emocional que puede tener una película. Este tipo de reacciones refuerza la idea de que el cine familiar puede ser un vehículo para la expresión de sentimientos y la discusión sobre temas serios, incluso entre los más jóvenes.
La interacción entre los niños después de la proyección fue igualmente reveladora. Discutieron sobre las tramas y los personajes, mostrando una comprensión crítica de las narrativas de Disney y su tendencia a representar situaciones familiares complejas, como la ausencia de figuras maternas. Estas conversaciones reflejan cómo el cine puede ser un espejo de la realidad, permitiendo a los jóvenes explorar sus propias emociones y experiencias.
En cuanto a la música, la banda sonora, que incluye canciones de Elvis Presley, resonó con el público, tanto infantil como adulto, añadiendo una capa adicional de nostalgia y disfrute. El uso de los actores de voz originales también fue un acierto que conectó a los espectadores con la historia de una manera más profunda.
La proyección finalizó con un anticipo de otros estrenos que generaron expectación entre los jóvenes asistentes. Las secuelas de películas como Zootopia y Bad Guys fueron bien recibidas, demostrando que la conexión emocional con las historias anteriores perdura en el tiempo y crea expectativas en torno a nuevas entregas.
La experiencia cinematográfica se convirtió en un evento social, un espacio donde padres e hijos pudieron compartir risas y reflexiones, reforzando la idea de que el cine familiar sigue siendo un pilar en la cultura contemporánea.