Helen Toner y la Inteligencia Artificial: Un Análisis del Futuro y sus Desafíos
Helen Toner, australiana de 33 años, ha tenido una relación intensa y compleja con la inteligencia artificial (IA), marcada por su experiencia en OpenAI, donde fue parte de la junta directiva desde 2021. Su salida de la empresa, tras votar a favor del despido del director ejecutivo Sam Altman en noviembre de 2023, generó un gran revuelo en el sector tecnológico. A pesar de su reluctancia a discutir los detalles de su tiempo en OpenAI, Toner ha compartido su opinión sobre la falta de transparencia de Altman, quien, según ella, creó una “atmósfera tóxica” dentro de la organización. Actualmente, Toner se dedica a investigar el desarrollo de la IA en el ámbito de la defensa y en China, desde su posición en el Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown, donde ha testificado sobre las implicaciones futuras de la IA ante el Congreso de Estados Unidos.
Uno de los aspectos que Toner destaca en su análisis es la percepción errónea que muchos usuarios tienen sobre la IA, a menudo atribuyéndole características «mágicas». Esta idea proviene en gran medida de la representación de la IA en la ciencia ficción, donde a menudo se presenta como un ente infalible. Sin embargo, Toner aclara que la realidad es diferente, ya que la IA no es determinista y no siempre proporciona respuestas correctas. La falta de familiaridad con este nuevo tipo de tecnología ha generado confusión y expectativas poco realistas sobre su funcionamiento. A pesar de ello, Toner advierte que, aunque la IA tiene el potencial de superar a los humanos en ciertas tareas estratégicas, nunca alcanzará las mismas habilidades que las personas en áreas como la creatividad o la interacción social.
En cuanto al futuro de la IA, Toner manifiesta su preocupación por los riesgos asociados a la creciente autonomía de estos sistemas. Señala que, a medida que integramos la IA en más aspectos de la sociedad, existe el peligro de que estas tecnologías puedan colaborar entre sí, potencialmente desplazando a los humanos del control. Además, advierte sobre la posibilidad de que surjan cultos basados en IA, donde las personas desarrollen relaciones de dependencia emocional con estas máquinas. En el ámbito internacional, sostiene que aunque Estados Unidos lidera en el desarrollo de IA, especialmente en aplicaciones militares, la brecha con China se está ampliando. Toner concluye que, independientemente de cómo evolucione la tecnología, es esencial abordar las implicaciones éticas y legales que surgen de su implementación, especialmente en contextos de conflicto y poder global.
