Max Schrems: El Activista que Transformó la Legislación Europea en Materia de Privacidad
Max Schrems, un jurista austriaco de 37 años, ha dejado una huella indeleble en la legislación de protección de datos en Europa. Su historia comenzó a los 23 años, cuando, tras un semestre de estudios de Derecho en la Universidad de Santa Clara en California, decidió investigar la información que Facebook tenía sobre él. El resultado fue impactante: encontró alrededor de 1.200 páginas de datos, lo que le llevó a presentar 22 denuncias contra la compañía por posibles violaciones a su privacidad. Aunque este primer proceso no resultó en sanciones, sí generó un gran revuelo en Europa, inspirando a la entonces comisaria de Justicia, Viviane Reding, a reconocer que su cruzada fue un impulso significativo para la creación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que entró en vigor en 2018.
A los 26 años, Schrems volvió a demandar a Facebook, esta vez por la transferencia de sus datos personales a Estados Unidos, donde las leyes de privacidad son menos estrictas que en la Unión Europea. En 2015, los tribunales europeos le dieron la razón, estableciendo que la información personal de los ciudadanos de la UE solo puede ser trasladada a países que ofrezcan un nivel de protección comparable al europeo. Este hito culminó en 2020, cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea invalidó el régimen de transferencia de datos entre EE.UU. y la UE, también a raíz de las acciones de Schrems, al considerarlo insuficientemente garantista.
Además de su lucha contra Facebook, Schrems ha extendido su activismo a otras grandes tecnológicas. Ha presentado demandas contra Apple y Google por el rastreo sin consentimiento de los usuarios de sus dispositivos, así como contra Microsoft por el uso indebido de datos de menores en su plataforma educativa. A través de su organización, Noyb (None of Your Business), Schrems continúa enfrentándose a las grandes corporaciones tecnológicas, abogando por una protección más robusta y efectiva de la privacidad de los ciudadanos europeos en un mundo digital en constante evolución.
