La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) ha informado sobre el hallazgo de más de 70 cuerpos en la capital libia, Trípoli, en lo que se considera un indicio alarmante de violaciones de derechos humanos en centros de detención. Entre los cuerpos encontrados, se incluyen diez cadáveres carbonizados en instalaciones operadas por una milicia vinculada al gobierno, el Aparato de Apoyo a la Estabilización (SSA).
El ACNUDH ha solicitado una investigación independiente sobre estos «graves hallazgos» y las abusos que se han documentado en estos centros. Desde la caída del régimen de Muammar Gaddafi en 2011, Libia ha estado sumida en un estado de violencia y caos, con un vacío de poder que ha permitido el surgimiento de múltiples milicias que operan al margen de la ley.
Hallazgos inquietantes en Trípoli
Según el informe de la ONU, los cuerpos fueron descubiertos entre el 18 y el 21 de mayo, con un total de 77 cadáveres recuperados, de los cuales diez fueron hallados en la sede del SSA en Abu Salim y otros 67 en frigoríficos de hospitales. Además, se ha informado sobre otro sitio de enterramiento en el zoológico de Trípoli, también bajo control del SSA.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha expresado su preocupación por la situación, afirmando que «nuestros peores temores se están confirmando». Las evidencias de tortura y posibles ejecuciones extrajudiciales en estos centros de detención son alarmantes y requieren una respuesta inmediata por parte de la comunidad internacional.
El SSA, una milicia que se presenta como aliada del Gobierno de Unidad Nacional (GNU), ha sido objeto de acusaciones de tortura y desapariciones forzadas durante años. La violencia en Trípoli se intensificó tras el asesinato de su líder, Abdelghani al-Kikli, conocido como Ghaniwa, el 12 de mayo, lo que desató enfrentamientos mortales entre facciones rivales y causó la muerte de varios civiles, así como daños a infraestructuras críticas, incluidos hospitales.
La situación en Libia es un reflejo de la profunda fractura que sufre el país, dividido entre el GNU en Trípoli y el Gobierno de Estabilidad Nacional en Benghazi. La inestabilidad política y la lucha entre milicias han dejado a la población en un estado de vulnerabilidad constante, mientras que el tráfico de personas y la migración hacia Europa continúan siendo problemáticas graves.
El descubrimiento de fosas comunes no es un fenómeno aislado en Libia. En febrero, las autoridades informaron sobre el hallazgo de al menos 28 cuerpos, presuntamente de migrantes, en una fosa en Kufra, una ciudad situada a más de 1,700 kilómetros al sureste de Trípoli. La ONU también ha reportado el descubrimiento de otras fosas en Jakharrah y Kufra, que contenían 10 y 93 cuerpos, respectivamente.
La riqueza en recursos naturales de Libia, especialmente en petróleo, ha convertido al país en un punto de tránsito para migrantes de diversas naciones africanas que buscan llegar a Europa a través del Mediterráneo. Sin embargo, la falta de un gobierno efectivo y la proliferación de grupos armados han convertido a Libia en un escenario de violaciones sistemáticas de derechos humanos.
