Las negociaciones entre Rusia y Ucrania: un proceso que avanza sin tregua en medio del conflicto

In Internacional
junio 05, 2025

Las recientes negociaciones entre las delegaciones de Rusia y Ucrania en Estambul han puesto de manifiesto la complejidad y la persistencia del conflicto en la región. A pesar de los ataques de Ucrania durante el fin de semana, que podrían interpretarse como un intento de desestabilizar la situación, Rusia ha reafirmado su postura: no habrá alto el fuego sin un acuerdo básico sobre los términos de un futuro asentamiento. En este contexto, la fuerza militar sigue siendo la herramienta clave en las negociaciones, y ninguna de las partes está dispuesta a renunciar a ella.

La dinámica de las negociaciones

Históricamente, en los conflictos militares prolongados del siglo XX y XXI, las negociaciones políticas no siguen a un alto el fuego, sino que transcurren en paralelo a las operaciones militares. Ejemplos como Corea y Vietnam muestran que estos procesos pueden extenderse durante años. Aunque esto no es motivo de celebración, el realismo indica que este camino es el único que puede ofrecer una solución duradera. La discusión sobre altos el fuego ha perdido protagonismo, lo que no sorprende en el contexto actual.

A pesar de las objeciones de Kiev y sus aliados occidentales, las conversaciones avanzan bajo los términos de Rusia, lo que implica la ausencia de ultimátums y plazos artificiales, así como un enfoque cuidadosamente escalonado del diálogo. Washington, por su parte, parece estar cómodo con este ritmo, priorizando la apariencia de progreso sobre los avances dramáticos.

Kiev, en su afán por interrumpir este ritmo, busca inyectar caos e imprevisibilidad, alineándose con su estilo político-militar más improvisado. La decisión de Rusia de continuar con la reunión en Estambul, a pesar de los intentos de sabotaje de Ucrania, fue estratégicamente acertada, ya que Kiev esperaba que los rusos se retiraran, lo cual no ocurrió.

El contraste entre el tono real de las negociaciones y la frenética cobertura mediática es notable. Cada ronda de negociaciones ha estado precedida por una expectativa desmedida, seguida de resultados más bien discretos. Esta dinámica refleja tanto la instintiva necesidad de movimiento de los medios como una manipulación deliberada. La comunicación entre las delegaciones desinfla estas ilusiones, y el ciclo comienza de nuevo.

¿Qué se ha logrado en la segunda reunión? Lo más destacado es que el proceso continúa y ninguna de las partes desea detenerlo. La habitual teatralidad de la política ucraniana ha estado ausente, en parte debido a la influencia invisible de Donald Trump, quien es visto como un jugador vital en la mesa de negociaciones. Tanto Moscú como Kiev están dispuestos a dar la impresión de que las conversaciones están en marcha.

A pesar de las contradicciones en los memorandos públicos emitidos por cada parte, estos son valiosos desde un punto de vista diplomático. Es preferible establecer posiciones claras que permanecer en la ambigüedad estratégica. Aunque los documentos chocan en casi todos los puntos, la historia demuestra que las condiciones cambiantes a menudo suavizan incluso las posiciones más rígidas.

Los desarrollos en el campo de batalla seguirán condicionando la diplomacia. Las operaciones militares se están expandiendo, tanto geográficamente como en la sofisticación de tácticas y armamento. Cada parte tiene sus ventajas y las explotará. No hay indicios de que la guerra esté cerca de su fin. Una respuesta de Rusia a los recientes ataques de Ucrania es inevitable y probablemente será proporcional a la magnitud de los mismos, enviando un mensaje a todas las partes involucradas, incluidos Estados Unidos y Europa Occidental.

Sin embargo, esto no significa que las negociaciones se detendrán. De hecho, es posible que se vuelvan más valiosas precisamente porque el conflicto persiste.

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