La Cartera Digital y su impacto en la industria del contenido para adultos en España
El desarrollo de la Cartera Digital beta, una iniciativa del Gobierno español destinada a restringir el acceso de menores a páginas de contenido pornográfico, ha suscitado un amplio debate en torno a su viabilidad y efectividad. Aunque su implementación aún está en fase de pruebas, algunas plataformas españolas, como Cumlouder, han comenzado a experimentar con sistemas similares que han resultado en una disminución drástica de su tráfico. Desde noviembre, esta página ha registrado una caída del 85% en su número de visitantes en las ciudades de Barcelona y Madrid, lo que plantea interrogantes sobre el futuro de la industria del entretenimiento para adultos en el país.
La experiencia de Techpump, la empresa detrás de Cumlouder, ilustra los desafíos que enfrentan los operadores de contenido para adultos ante la nueva normativa. Javier Fernández, responsable de Tecnología de la compañía, reveló que el 85% de los usuarios que intentan acceder al sitio abandonan la página antes de completar la verificación de edad. De los que logran acceder, solo un 3,38% opta por verificar su edad introduciendo su DNI, mientras que un 11,7% utiliza una estimación de edad mediante inteligencia artificial. Estos datos ponen de manifiesto que la solución propuesta por el Gobierno, conocida popularmente como «pajaporte», podría no ser la más atractiva para los usuarios, quienes prefieren métodos de verificación menos intrusivos.
La creación de esta Cartera Digital se enmarca dentro del Reglamento europeo eIDAS2, que busca establecer un sistema de identificación electrónica para diversas gestiones administrativas. Sin embargo, el proceso de implementación enfrenta obstáculos técnicos y legales, lo que ha llevado a muchos en la industria a cuestionar su viabilidad. La falta de claridad en la normativa ha resultado en que numerosas páginas españolas opten por transferir su gestión a empresas extranjeras, dejando a la industria nacional en una situación precaria. A medida que la presión regulatoria aumenta, los operadores de contenido para adultos en España se ven obligados a adaptarse a un entorno cambiante, mientras buscan formas de cumplir con la ley sin comprometer su negocio.
