
La reciente decisión del gobierno de Donald Trump de imponer un arancel del 25% a todos los automóviles que no sean fabricados en Estados Unidos ha generado un impacto significativo en el mercado automovilístico, particularmente en General Motors (GM). La compañía ha experimentado una caída notable en sus acciones, que se desplomaron más de un 6% en las primeras horas de negociación tras el anuncio. Este descenso se produce en medio de una mayor presión sobre la industria automovilística estadounidense, que ya enfrenta desafíos derivados de la dependencia de las importaciones.
Dependencia de la Producción en México
El impacto de los aranceles se ve amplificado por la considerable exposición de GM a México, donde se ensamblan una parte significativa de sus vehículos. Según datos de GlobalData, México representó el 16,2% de las importaciones de vehículos a Estados Unidos durante 2024, la mayor proporción de cualquier país. En comparación, Corea del Sur y Japón ocuparon los siguientes lugares en términos de volumen de importación.
En términos de ventas, aproximadamente el 52% de los vehículos de GM vendidos en Estados Unidos durante los primeros tres trimestres de 2024 fueron ensamblados en el país. Sin embargo, un 30% se ensamblaron en Canadá y México, y un 18% provino de otros países. Esta estructura de producción ha llevado a analistas como Dan Levy de Barclays a señalar que los importes de piezas son una preocupación considerable para la empresa.
Analistas de Deutsche Bank han destacado que, mientras que empresas como Tesla y Ford parecen estar mejor protegidas debido a la ubicación de sus instalaciones de ensamblaje, GM se enfrenta a un riesgo elevado debido a su dependencia de México. Ford, aunque también tiene cierto grado de exposición a motores importados, ha logrado un equilibrio más favorable en su producción. En este contexto, la decisión de Trump parece estar dirigida principalmente a proteger los intereses de la industria automovilística nacional, en un esfuerzo por reequilibrar el mercado ante una creciente dependencia de la producción extranjera.
La respuesta del mercado ha sido clara: las acciones de GM han caído un 13% en lo que va del año, y la incertidumbre sobre los aranceles ha llevado a los inversores a cuestionar la capacidad de la compañía para adaptarse a un entorno regulatorio en cambio. Mientras tanto, Stellantis y Ford han mostrado una mayor resiliencia, con un porcentaje considerable de sus vehículos ensamblados dentro de Estados Unidos, lo que les proporciona una ventaja competitiva a medida que se desarrollan estas políticas proteccionistas.