
Un equipo de investigadores ha hecho público un estudio el 17 de abril que podría constituir la evidencia más sólida de vida extraterrestre, centrando su atención en un exoplaneta conocido como K2-18b. Este planeta no forma parte del sistema solar terrestre y orbita una estrella situada a 124 años luz de distancia.
El informe, publicado en la revista Astrophysical Journal Letters, sugiere que K2-18b podría albergar un mundo oceánico capaz de sostener “vida microbiana”, que es la base del biosistema terrestre y esencial para toda forma de vida en la Tierra. El equipo de investigadores, compuesto por astrónomos británicos y estadounidenses, detectó dos compuestos químicos en la atmósfera del planeta utilizando el Telescopio Espacial James Webb. Estos compuestos, clasificados como “biosignaturas”, pueden indicar la presencia de vida extraterrestre: dimetilsulfuro (DMS) y dimetildisulfuro (DMDS).
K2-18b: Un exoplaneta con potencial para la vida
NASA clasifica a K2-18b como un exoplaneta, un planeta que orbita una estrella distinta al Sol. Este planeta tiene aproximadamente 8.6 veces el tamaño de la Tierra y se ubica a unos 700 billones de millas en la constelación de Leo. K2-18b completa una órbita alrededor de su estrella cada 33 días, lo que indica que se encuentra más cerca de su estrella que nuestro planeta del Sol. En septiembre de 2023, el equipo del Telescopio Webb de la NASA informó sobre teorías que sugieren que K2-18b podría ser un exoplaneta hiyceano, lo que implica la posibilidad de océanos líquidos y otras características moleculares que lo harían potencialmente habitable.
Los compuestos químicos recientemente detectados, DMS y DMDS, son producidos en la Tierra por fitoplancton marino y bacterias. Si bien los investigadores han estado estudiando K2-18b desde 2021, este no es el primer exoplaneta que se analiza, ya que desde la década de 1990 se han identificado alrededor de 5,800 exoplanetas.
El estudio no afirma que existan extraterrestres en K2-18b, aunque el investigador Nikku Madhusudhan, astrónomo de la Universidad de Cambridge y autor del estudio, lo describe como “la evidencia más fuerte de que puede existir vida fuera de la Tierra”. Sin embargo, los hallazgos indican que K2-18b está experimentando un proceso biológico similar al que la Tierra atravesó hace miles de millones de años. Para que los científicos puedan tener confianza en sus resultados, es necesario alcanzar un resultado de cinco sigmas, mientras que las últimas investigaciones sólo alcanzan un resultado de tres sigmas. Madhusudhan se mostró optimista al declarar que podrían confirmar esta señal en uno o dos años, aunque incluso con un resultado de cinco sigmas no se garantizaría la existencia de vida en K2-18b, ya que aún queda por determinar la fuente de los compuestos detectados.
Los astrónomos han debatido la posibilidad de vida en K2-18b desde 2023, y la nueva investigación representa un avance significativo hacia la respuesta de si puede existir vida más allá de nuestro planeta. Según Madhusudhan, “esto podría ser el punto de inflexión, donde de repente la cuestión fundamental de si estamos solos en el universo se convierte en una pregunta que somos capaces de responder”.