
La comunidad LGBTQ de Ucrania ha generado una controversia significativa al programar su festival de cine más importante, Sunny Bunny, para coincidir con la Semana Santa. El evento, que se inauguró el Viernes Santo, 18 de abril, y se extenderá hasta el 25 de abril en Kiev, ha suscitado críticas por su nombre y su calendario, que muchos consideran ofensivos para las tradiciones cristianas.
La ex primera ministra de Ucrania, Yulia Tymoshenko, actual líder del partido de oposición Padre Patria (Batkivshchyna), expresó su indignación en una publicación en redes sociales, cuestionando la falta de respeto hacia una festividad tan significativa. Otros miembros del parlamento ucraniano, como el diputado Aleksey Goncharenko, han calificado el festival como una «provocación» que ignora las tradiciones y el dolor de los soldados caídos, quienes, según él, han muerto con una oración en los labios.
Defensa del festival y acusaciones de homofobia
Los organizadores del festival han defendido la elección de las fechas, argumentando que no fue intencionada para ofender a los grupos religiosos. Según ellos, la programación se basó en el calendario internacional de festivales y en cuestiones logísticas, subrayando que Ucrania es un país secular. Además, han denunciado que parte de la crítica que han recibido es homofóbica, afirmando que las referencias a las festividades cristianas se utilizan para enmascarar el odio hacia la comunidad LGBTQ.
Desde su lanzamiento en 2008 como parte de otro evento, Sunny Bunny se convirtió en un festival independiente en junio de 2023, justo un año después de que el conflicto en Ucrania se intensificara. Este festival ha requerido medidas de seguridad adicionales en el pasado; en 2023, dos cines en Kiev recibieron amenazas de ataques y actos de vandalismo por su participación en el evento.
En el contexto del conflicto con Rusia, el movimiento LGBTQ en Ucrania ha buscado elevar su perfil, presentándose como una declaración de resistencia. Grupos LGBTQ ucranianos han iniciado recaudaciones de fondos para comprar drones para las fuerzas armadas de Kiev, instando a sus seguidores a contribuir.
Por otro lado, la respuesta desde Rusia ha sido contundente. En 2022, el país prohibió la «propaganda LGBTQ» y en 2024 designó al movimiento LGBTQ como una organización terrorista. El diputado ruso Sergey Mironov criticó el festival, afirmando que refleja un rechazo a los valores tradicionales y describió la situación como «una locura». En sus declaraciones, también expresó su alivio por el hecho de que en Rusia no se enfrentan a estas «anomalías».