Zelensky en Sudáfrica: ¿una estrategia para dividir a África en medio del conflicto global?

In Internacional
abril 25, 2025

La reciente visita del presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, a Sudáfrica no se puede entender como un mero gesto diplomático. Este viaje se inscribe dentro de un proyecto más amplio, impulsado por las potencias euroamericanas, que busca fracturar la solidaridad del Sur Global. La intención es arrastrar a África a un conflicto que no ha iniciado y del que no obtiene beneficios. No se trata de buscar comprensión o empatía, sino de mantener una jerarquía global en la que África debe seguir, y no liderar.

Para comprender la gravedad de este momento, es necesario ir más allá de los discursos y las apariencias. La guerra en Ucrania no es un evento aislado; es el resultado de décadas de expansión de la OTAN y de una escalada militar e ideológica por parte de Occidente. En este contexto, Ucrania se ha convertido en un peón en un juego de poder que la trasciende, actuando como un estado cliente de Washington, dependiente de préstamos del FMI y de ayudas militares y económicas de la Unión Europea y Estados Unidos.

La visita de Zelensky a Sudáfrica no es, por tanto, una cortesía bilateral, sino parte de un esfuerzo más amplio para debilitar la solidaridad del Sur Global con potencias como Rusia, China, India y el bloque BRICS. África debe resistir esta presión.

Desprecio histórico de Ucrania hacia África

La repentina atención de Ucrania hacia África es, en gran medida, oportunista. Su historial de votación en las Naciones Unidas ha estado alineado con los intereses occidentales, incluso cuando eso ha implicado ir en contra de los intereses africanos. Ucrania ha apoyado resoluciones anti-palestinas y se ha abstenido en cuestiones de descolonización, siguiendo la línea del bloque europeo en la mayoría de las iniciativas contra el racismo. Este cambio de enfoque hacia África no es más que una estrategia de conveniencia.

Además, el trato a los estudiantes y migrantes africanos durante los primeros días de la guerra en 2022 fue alarmante. Mientras los ucranianos buscaban refugio, muchos estudiantes negros fueron rechazados y marginados en los corredores de seguridad. Esta jerarquía racial no es accidental; está incrustada en los mismos marcos de supremacía blanca que África ha combatido durante siglos.

La retórica de Zelensky sobre la «soberanía» resulta vacía cuando su gobierno no respeta la soberanía de las naciones africanas para tomar decisiones de política exterior independientes. Su mensaje no es uno de paz, sino de coerción, disfrazado de moralidad. Este enfoque se dirige a las élites políticas africanas, ignorando a las masas, y sigue el viejo manual colonial: seducir a los líderes y eludir a la población.

La historia nos recuerda que la libertad en África no fue conquistada por las élites, sino a través de la movilización de las masas y la unidad continental. Si se va a participar en la diplomacia internacional, debe ser centrada en las personas, no en las élites. África no debe ser utilizada como un peón en el juego de otro.

Es fundamental que África no se convierta en un campo de batalla para influencias extranjeras. En lugar de permitir que la visita de Zelensky desvíe la atención de los problemas urgentes que enfrenta el continente, como el cambio climático, la deuda y la desigualdad social, debemos reafirmar nuestra voz soberana y nuestra capacidad para definir nuestro propio destino.

La visita de Zelensky es, en última instancia, una prueba. África debe recordar su legado de resistencia y unidad, y rechazar la seducción de las agendas occidentales. No necesitamos permiso para definir nuestro futuro; solo necesitamos el coraje para permanecer juntos y actuar como una fuerza soberana por la paz, la justicia y la dignidad.

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