
Descubrimiento de la Nube Molecular Circinus West: Un Taller Estelar en el Espacio
Astrónomos han realizado un notable descubrimiento en el vasto cosmos, revelando una densa cuna estelar repleta de estrellas jóvenes en lo que se ha descrito como una «mancha de tinta cósmica.» Este hallazgo fue logrado utilizando una de las cámaras digitales más potentes del mundo, la Cámara de Energía Oscura (DECam), montada en el telescopio de 4 metros Víctor M. Blanco en el Observatorio Interamericano Cerro Tololo, ubicado en Chile. La imagen resultante muestra una sombra oscura sobre un fondo estrellado, que corresponde a la nube molecular Circinus West, una estructura compuesta por gas y polvo que se extiende a lo largo de 180 años luz, aproximadamente 60 veces el tamaño de nuestro sistema solar.
Circinus West es una nube molecular fría y densa, cuya masa es alrededor de 250,000 veces la del Sol. Situada a 2,500 años luz de la Tierra en la constelación de Circinus, esta nube contiene una abundante materia prima necesaria para la formación de estrellas. A pesar de ser clasificada como una «nebulosa oscura,» no es tan opaca como para ocultar completamente su población estelar joven. Los investigadores han utilizado DECam para observar más de cerca esta región, identificando a los recién nacidos estelares y los fenómenos asociados a ellos, que incluyen chorros de material que emergen de las estrellas en formación.
Uno de los aspectos más destacados de este estudio es la presencia de objetos Herbig-Haro, que son parches brillantes de gas nebuloso frecuentemente encontrados cerca de estrellas recién formadas. Estos objetos se generan cuando gas de alta velocidad eyectado por las estrellas colisiona con gas circundante de movimiento más lento. En el centro de la nube Circinus West, se han observado múltiples flujos de material que indican la actividad de formación estelar en curso. Además, esta nube también alberga estrellas en las fases finales de su ciclo de vida, como las nebulosas planetarias, que son los remanentes de estrellas gigantes rojas que han agotado su suministro de hidrógeno. El estudio de estas estrellas en diferentes etapas de su evolución ofrece una valiosa oportunidad para entender los procesos que moldean el entorno galáctico y, en última instancia, la evolución de galaxias como la Vía Láctea.