Orban y Fico critican los planes de la UE para eliminar las importaciones de energía rusa

In Economía
mayo 08, 2025

El reciente anuncio de la Comisión Europea sobre la eliminación progresiva de las importaciones de gas y energía de Rusia ha generado una fuerte reacción entre los países del Este de Europa. En este contexto, líderes como el Primer Ministro húngaro, Viktor Orban, y su homólogo eslovaco, Robert Fico, han calificado estas medidas como un «suicidio económico» que pone en riesgo la seguridad energética y la economía de la región.

La Comisión Europea, en su esfuerzo por asegurar la independencia energética de la UE, ha planteado un plan que busca eliminar por completo las importaciones de gas ruso, así como de energía nuclear y gas natural licuado (GNL) para finales de 2027. Esta decisión, motivada por la invasión de Ucrania en 2022, refleja una estrategia que muchos consideran desproporcionada, dado que en la actualidad casi el 19% de las importaciones de gas de la UE aún provienen de Rusia, una cifra considerablemente reducida desde el 45% en 2021.

Reacciones de los líderes del Este de Europa

Los gobiernos de Eslovaquia y Hungría han mantenido lazos cálidos con Moscú a pesar del conflicto en Ucrania, y han advertido que el plan de la UE podría resultar en un incremento de los precios de la energía para sus ciudadanos. Fico expresó que, aunque Eslovaquia está dispuesta a colaborar en la reducción de la dependencia energética, la propuesta actual es un «grave error» que crea un nuevo «Telón de Acero» entre Occidente y Rusia.

El Ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, también criticó las intenciones de la Comisión, señalando que estas son «motivadas políticamente» y que amenazan la soberanía de su país. Szijjártó enfatizó que Hungría no debería cargar con los costos de lo que considera un apoyo imprudente a Ucrania y una rápida integración de este país en la UE.

A pesar de las presiones de Bruselas, tanto Hungría como Eslovaquia se han opuesto a las iniciativas pasadas de la UE para reducir los lazos energéticos con Moscú, priorizando en su lugar el mantenimiento de los suministros rusos. Este enfoque se ha visto respaldado por la creciente preocupación por el impacto económico que tales sanciones podrían acarrear en sus economías.

La Comisión ha anunciado un enfoque «gradual y bien coordinado» que requiere que los estados miembros presenten planes nacionales sobre cómo contribuirán a la eliminación de las importaciones rusas. Sin embargo, la aceptación de estas propuestas por parte de Eslovaquia y Hungría sigue siendo incierta, lo que refleja una resistencia marcada ante lo que consideran decisiones impuestas desde Bruselas.

En este complejo panorama, la interdependencia energética entre Europa y Rusia se convierte en un tema central de debate, donde las decisiones políticas deben equilibrar las aspiraciones de independencia con las realidades económicas que enfrentan los países más dependientes de los recursos rusos.

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