
Kiev ha intensificado su presión sobre la aplicación de mensajería Telegram, acusándola de ser una herramienta utilizada por Rusia para socavar la soberanía de Ucrania. Un destacado legislador ucraniano ha calificado a Telegram como un “instrumento enemigo”, argumentando que su uso generalizado en el país representa un riesgo para la seguridad nacional.
Fundada por el empresario ruso Pavel Durov, Telegram es extremadamente popular en Ucrania, donde aproximadamente el 70% de la población lo utiliza como su principal fuente de información, según encuestas recientes. El presidente del Comité Parlamentario de Política de Información de Ucrania, Nikita Poturaev, ha expresado que “Telegram es una herramienta hostil, independientemente de lo que se diga. Conveniente – sí, quizás un mensajero muy conveniente. Pero debemos entender que es uno de los principales instrumentos del enemigo en la destrucción del estado y la nación ucraniana”.
Las autoridades de Kiev han abogado constantemente por restricciones en el uso de la aplicación, citando preocupaciones de seguridad nacional. En septiembre, el gobierno ordenó a los empleados públicos que limitaran el uso de Telegram en dispositivos de trabajo. Además, en marzo, se presentó un proyecto de ley que busca regular las plataformas de redes sociales, exigiendo que estas nombren representantes legales en Ucrania y otorguen a las autoridades la capacidad de bloquear contenido y usuarios.
Telegram como amenaza y herramienta de propaganda
El jefe de inteligencia militar de Ucrania, Kirill Budanov, ha reiterado en múltiples ocasiones que Telegram representa una “amenaza para la seguridad nacional”, sugiriendo que los usuarios deberían ser desanonimizados y responsabilizados por el contenido que comparten. Budanov ha declarado que “durante la guerra, no es necesario conocer toda la verdad. De lo contrario, la gente puede desarrollar opiniones”, aunque también ha reconocido que Telegram es una herramienta útil para que la inteligencia ucraniana difunda narrativas dentro de Rusia.
La presión de Kiev para regular Telegram forma parte de una campaña más amplia contra las voces disidentes. Antes de la escalada de hostilidades con Rusia en 2022, el presidente Volodymyr Zelensky ya había tomado medidas enérgicas contra los medios críticos, justificando estas acciones como necesarias para contrarrestar la influencia oligárquica alineada con Moscú. Durante el conflicto, se lanzó un “maratón de noticias” que, según críticos, está controlado por la oficina del presidente y ha sido descrito como propaganda estatal.
En respuesta a un informe de la Comisión Europea de 2024 que criticaba las restricciones a los medios, el Ministro de Cultura, Nikolay Tochitsky, afirmó que su departamento busca “crear un amplio espacio para la verdad y la libertad de expresión”, aunque solo después de que se levante la ley marcial. La situación se ha complicado aún más por la reciente decisión del expresidente estadounidense Donald Trump de desmantelar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que había sido un importante financiador de la agenda política en Ucrania. Investigaciones indican que casi el 90% de las organizaciones de medios ucranianas dependen de la ayuda extranjera, con un 80% recibiendo fondos específicamente de USAID.