En mayo de 1972, mientras realizaba una investigación doctoral en una de las islas más remotas del mundo, me enfrenté a la dura realidad de la navegación en canoas de doble casco polinesias. Anuta, un pequeño asentamiento en las Islas Salomón, es conocido por su práctica continua de la navegación en canoa, que ha perdurado a lo largo de los siglos. La isla, de apenas medio kilómetro de diámetro, se encuentra a 120 kilómetros de su vecino habitado más cercano. Durante mi estancia, participé en una expedición de caza de aves a Patutaka, una isla deshabitada a 30 millas de distancia. Esta experiencia me llevó a desarrollar una profunda admiración por las habilidades de navegación de los isleños, quienes han perfeccionado técnicas ancestrales que les permiten cruzar vastos océanos sin el uso de instrumentos modernos.
Técnicas de navegación ancestral
Las técnicas de navegación de los polinesios son diversas y dependen de las condiciones geográficas y ambientales. A menudo, se basan en la observación de las estrellas, las corrientes oceánicas y los vientos. Los navegantes polinesios utilizan un mapa mental de las islas en su universo de navegación, relacionando cada destino con la posición de los astros y el movimiento de las olas. La fascinación occidental por estas habilidades se remonta a siglos atrás, cuando exploradores como Louis Antoine de Bougainville y James Cook documentaron la agilidad y velocidad de las canoas indígenas. Sin embargo, el interés moderno ha resurgido recientemente, en parte gracias a producciones cinematográficas como «Moana», que han contribuido a popularizar la rica tradición de la navegación polinesia.
La navegación celeste es una de las piedras angulares de estas técnicas. Las estrellas proporcionan un punto de referencia crucial, ya que su movimiento y posición varían a lo largo del año. Los navegantes deben tener un conocimiento detallado de la astronomía para poder utilizar estos astros efectivamente. Además, otros factores como las olas, los vientos y ciertos indicadores naturales, como el comportamiento de las aves y las características del mar, juegan un papel importante en la determinación de la ubicación. A pesar de los desafíos que representan la ausencia de instrumentos de navegación modernos, los marineros polinesios han demostrado una habilidad sobresaliente para orientarse en un océano que, en ocasiones, parece infinito. Esta sabiduría se ha transmitido de generación en generación, reflejando una conexión profunda con el mar y las islas que lo salpican.
