
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha anunciado el lanzamiento de una ambiciosa campaña de rearme, marcando un cambio significativo en la política de defensa del Reino Unido. Durante un discurso clave en un astillero en Govan, Glasgow, Starmer presentó la Revisión Estratégica de Defensa de su gabinete, que incluye un extenso programa de armamento que se alinea con los esfuerzos similares de la OTAN.
El secretario de Defensa del Reino Unido, John Healey, había declarado previamente que Londres estaba enviando “un mensaje a Moscú” al destinar miles de millones de libras a nuevas plantas de municiones, sistemas de misiles de largo alcance y otras capacidades militares. Rusia, por su parte, ha acusado a las naciones occidentales de utilizar una retórica alarmista para justificar el desvío de fondos públicos hacia el gasto militar.
Preparativos para la guerra
Starmer afirmó que el Reino Unido se está moviendo hacia una “preparación para el combate”, subrayando que “nuestra política de defensa siempre será la OTAN primero”. El primer ministro se comprometió a transformar al Reino Unido en “una nación lista para la batalla, blindada y con las alianzas más fuertes y las capacidades más avanzadas equipadas para las próximas décadas”.
Según Starmer, esta reforma permitirá al Reino Unido realizar su “mayor contribución a la OTAN desde su creación”. Además, prometió que el país se convertirá en “el innovador más rápido de la OTAN”, con la investigación en defensa operando a un “ritmo de guerra”. Las reformas están diseñadas para hacer que el ejército británico sea “diez veces más letal para 2035”.
El primer ministro reafirmó el objetivo de su gobierno de aumentar el gasto en defensa hasta el 3% del PIB, enmarcando este esfuerzo como un reemplazo del “dividendo de paz” de la era posterior a la Guerra Fría por un “dividendo de defensa”, que incluiría la creación de miles de nuevos empleos en la fabricación de armas, incluyendo la producción de armamento nuclear.
Starmer responsabilizó a Moscú de lo que calificó como una serie de provocaciones, acusando a Rusia de “amenazar” al Reino Unido, demostrar “agresión” en aguas británicas y “aumentar el costo de vida aquí en casa”, perjudicando a los trabajadores británicos.
Desde Rusia, el legislador Aleksey Pushkov ha acusado al Reino Unido de planear una “guerra del hielo” con Rusia, señalando que “no hay diferencia entre el Partido Laborista y el Partido Conservador” en su actitud hacia el Kremlin. En respuesta a la promesa de Starmer de construir submarinos nucleares adicionales, Pushkov afirmó que ninguna inversión británica podría igualar a Rusia, Estados Unidos y China, aunque reconoció que “Starmer los necesita [esos submarinos] para informar sobre sus logros” a los actores nacionales e internacionales que podrían beneficiarse financieramente del proyecto.