Colonel Cassad | Traducido del ruso por Íñigo Aguirre.
Anteayer fue alcanzado el segundo acuerdo entre los EE.UU. y Rusia sobre Siria. El primero estuvo ligado a una tregua situacional y se alcanzó en febrero de 2016, pero en agosto había dejado ya de facto de funcionar (aunque las partes se esforzaran en alargarlo lo más posible), lo que exigía la renegociación del acuerdo para acomodarlo a la nueva realidad. Destacaremos algunos momentos del nuevo acuerdo:
- Se ha prorrogado el régimen de tregua parcial en una serie de tramos del frente, lo que permitirá a las partes utilizar las ya de por sí limitadas fuerzas de las que disponen, en aquellas áreas donde los combates van a continuar. Como ya ocurriera con el primer acuerdo, este segundo no supone el fin de la guerra, sino que permite a ambas partes la posibilidad de centrar sus esfuerzos en las direcciones que les interesan y lograr allí sus éxitos, como digamos ocurrió en Palmira y Al-Qarentein, que fueron liberadas justamente por el Ejército sirio al poco de cerrarse el acuerdo nº1.
- Los EE.UU. asumen determinados compromisos para delimitar a los rebeldes que controlan de los de Al-Nusra, quien hasta hace poco encabezaba las operaciones de la ofensiva sobre Alepo. Ya en estos últimos combates, un parte de los combatientes, a raíz de las derrotas y las diferencias con Al-Nusra, se han retirado del frente, lo que ha facilitado al Ejército sirio la consecución de la victoria (se recuperaron prácticamente todas las posiciones perdidas en el transcurso de la ofensiva de agosto y desde ayer se ha restablecido el suministro de provisiones por la carretera de Ramuseh). Ahora se supone que Al-Nusra no va a poder seguir escondiéndose entre el resto de “rebeldes” y se les podrá seguir bombardeando sin tener que esperar oír los lamentos de los EE.UU. (de modo que los combates al sur y suroeste de Alepo van a continuar). Por otra parte las obligaciones asumidas por los EE.UU. no significan en modo alguno que los combatientes las vayan a cumplir y vayan a dejar de entenderse con Al-Nusra, así que la probabilidad de que la realidad de la guerra siria vaya a divergir de los acuerdos diplomáticos es bastante alta.
- Rusia por su parte asume la obligación de poner fin a los bombardeos de la Fuerzas aéreas sirias y rusas sobre una serie de grupos controlados por EE.UU. Sigue sin estar claro a qué grupos afecta y en qué distritos. Al Ejército sirio le interesaría mantener la posibilidad de utilizar la aviación en Latakia y en las afueras de Alepo, donde hasta la fecha ha tenido éxito. Por otro lado, la renuncia a los ataques aéreos en determinados tramos del frente, supondrá que pueda centrarse en utilizar la aviación contra al-Nusra e incrementar los ataques contra el Daesh (en la región de Palmira, al este de la provincia de Homs, al este de Alepo). El cumplimiento de este punto va íntimamente ligado a que esa separación entre el ELS y Al-Nusra termine siendo un hecho y a que los EE.UU puedan controlar a sus “rebeldes”.
- Rusia y los EE.UU también acordaron la apertura de un corredor humanitario a través de la carretera de Castello. Aunque sigue sin estar claro cuál será el orden del envío de mercancías, el control de la ayuda enviada y el orden de entrada y salida de los combatientes armados (como proponía Rusia). Rusia está interesada en que esos combatientes pasen de Alepo a Idlib. Los EE.UU. por el contrario quieren que los rebeldes sigan controlando una parte de Alepo. La tregua permitirá a ambas partes recuperar fuerzas tras los duros combates de agosto y septiembre, ya que es evidente que el Ejército sirio no dispone de fuerzas suficientes para tomar Alepo, del mismo modo que los “rebeldes” tampoco disponen de medios para romper ese corredor a Alepo a través de las granjas de Malah y el distrito de Ramuseh. Por eso la situación obliga a fijar el cerco a la ciudad y la habilitación de un corredor humanitario en el marco de los acuerdos entre Rusia y los EE.U. (inicialmente Rusia quería habilitar 3 corredores humanitarios para el abastecimiento y salida de la población civil, así como un corredor para la salida de combatientes armados de Alepo. Ahora habrá un solo corredor según lo acordado con los EE.UU)
- Una parte de los acuerdos, según declaran las partes, queda detrás de los focos y seguramente guarda relación con el reparto de las esferas de influencia en el momento actual. En lo que respecta al arreglo político, el acuerdo actual no presupone nada concreto. El acuerdo no va más allá de unos meses y formaliza las relaciones de Rusia y EE.UU en Siria hasta el final del mandato de Obama. Su vigencia irá de los 2 a 4 meses, tras lo cual habrá de ser renegociado con la nueva Administración, o bien correrá la misma suerte que el primer acuerdo. Esa indefinición en la duración del acuerdo refleja claramente el punto tan difuso de las acciones conjuntas de la aviación rusa y norteamericana en Siria, que está ligado a la realización práctica de la cuestión de la tregua.
- Como en el caso del primer acuerdo, Rusia y los EE.UU llegan a un acuerdo sin intermediarios ni pupilos, lo que habla del papel clave que juegan ambos países en la guerra siria. El proceso de Viena y Ginebra de arreglo intersirio, debe en teoría acomodarse a dichos acuerdos. Aunque debido a su carácter situacional, no se prevén grandes avances en el desarrollo de las negociaciones entre las partes en conflicto, tanto por el hecho de que han endurecido sus posturas, como por el que los kurdos no estén representados en esas negociaciones y sin contar con los intereses de estos últimos será imposible alcanzar un arreglo completo. Por eso en la parte pública de estos acuerdos no hay obligaciones a largo plazo, sino que son acuerdos situacionales, donde los EE.UU. y Rusia confían en convertir esas mutuas concesiones en diferentes ventajas relacionadas con las concesiones del oponente, al igual que sucediera en febrero. Lógicamente el acuerdo no va a suponer el fin de la guerra, sino que más bien reconducirá la corriente de la guerra por un nuevo curso, donde los EE.UU. van a implicarse más activamente en el norte de Siria, mientras Rusia podrá activar el apoyo a Assad en las regiones centrales del país, en la región de Palmira y en el enclave de Deir ez-Zor y al suroeste de Alepo.
- Cabe esperar que este acuerdo en una serie de momentos pueda provocar, o lo haga con casi total seguridad, pretensiones por parte de los aliados de los EE.UU y Rusia en Siria, pero lo más probable es que Arabia Saudí, Jordania, Catar, Irán y Siria se contenten con el hecho de que el acuerdo en cualquier caso tiene carácter temporal y se concentren en utilizar la tregua en unas zonas, para lograr avances en otras. También podríamos señalar que la ausencia de acuerdos reales a largo plazo entre las coaliciones norteamericana y rusa, vaya a convertirse en una de las causas por las que el Daesh va a poder sobrevivir al 2016.
El acuerdo entra en vigor el 12 de septiembre, en el tiempo que queda el Ejército sirio intentará avanzar en Latakia y Alepo. Los “rebeldes” por su parte intentarán mantener el frente en Alepo y avanzar hacia el sureste de Al-Hader y conservar lo conquistado en Hama. Al norte de Alepo lo más probable es que continúen los combates tras el 12 de septiembre, ya que con los turcos y kurdos nadie ha llegado a acuerdos. Por supuesto continuarán los combates contra el Daesh. Así que la reducción de la intensidad de los combates en unos tramos, conducirá a la intensificación en otros. Tampoco podemos descartar la posibilidad de que no se consiga imponer la tregua y el acuerdo comience a hacer aguas desde los primeros días.
Corredor humanitario entre el sur de las granjas de Mallah y el barrio de Bani-Zeid.
Situación general en el norte de Siria y en la región de Alepo.
Estabilización del frente en Hama. Como ya ocurriera en 2015 fue aquí donde el Ejército sirio sufrió la mayor derrota desde el punto de vista del territorio perdido y de los recursos materiales.
A las afueras de Alepo, el Ejército gubernamental parece haber recompuesto el cerco y cortado el abastecimiento. Los yihadistas mantienen la escuela de Hikma y un pedado del distrito 1070. Poco consuelo para las grandes pérdidas sufridas y la derrota en la «madre de todas las batallas».
Frente en la zona de Palmira. El que se reduzca la intensidad de los combates en otras zonas, permitirá al Ejécito sirio reactivar sus acciones a lo largo de la carretera hacia Deir ez-Zor y echar al Daesh del campo petrolífero de Al-Shaer.
En las regiones del sur del país, la situación se mantiene bastante estable. Después de que el Ejército tomara Sheih-Miskin, las partes se han mantenido en sus posiciones. Este frente tiene para todos un caracter secundario.
Es evidente que los kurdos no van a poder desbloquear el enclave de Deir ez-Zor, mientras que al Ejército le queda muy lejos, por eso se espera que siga estando bastante tiempo cercado por el Daesh, manteniéndose gracias al abastecimiento por aire y a los bombardeos de apoyo.