Alisha Fredriksson, CEO de la startup británica Seabound, ha puesto en marcha un ambicioso proyecto con un objetivo claro: abordar la crisis climática y generar un impacto significativo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Su empresa está desarrollando un dispositivo de captura de carbono que se instalará a bordo de los buques de carga, un sector que representa aproximadamente el 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
La industria del transporte marítimo se ha comprometido a alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono hacia 2050, aunque actualmente enfrenta desafíos significativos para cumplir con este objetivo. Fredriksson expresa su impaciencia ante la lentitud del progreso en la descarbonización del sector, afirmando que “el transporte marítimo no avanza lo suficientemente rápido”.
Tecnología innovadora para la captura de carbono
El sistema de Seabound, que puede ser alojado en uno o más contenedores de envío estándar, captura los gases de escape de los motores y utiliza un proceso natural acelerado que ocurre en los océanos desde hace miles de millones de años. Este dispositivo utiliza piedras de óxido de calcio, conocidas como cal, que absorben el CO2. La CEO describe el proceso simplificándolo: “Básicamente, puedes imaginar una caja de rocas”, donde los gases de escape pasan a través de las piedras y el CO2 es convertido en caliza.
El funcionamiento del dispositivo se basa en la simple captura del CO2, sin necesidad de complicados procesos de separación o purificación a bordo, lo que reduce significativamente el consumo de energía. Una vez que el buque atraca en el puerto, las piedras pueden ser descargadas para su tratamiento posterior en una planta especializada, donde se separará el CO2 para su reutilización o reciclaje como material de construcción.
Seabound ha realizado pruebas que demuestran la viabilidad de su tecnología, logrando capturar hasta el 80% del carbono y el 90% del azufre durante una prueba piloto con la compañía de envío global Lomar. La empresa está en conversaciones con varias compañías navieras y planea lanzar su producto comercialmente antes de finales de 2025.
La instalación del sistema es relativamente sencilla, ya que solo requiere de tuberías para conectar el contenedor de Seabound al sistema de escape del motor. Una vez finalizado el viaje, las piedras son intercambiadas por nuevas. Esta capacidad de recapturar el CO2 en un ciclo cerrado podría contribuir significativamente a la reducción de emisiones en el sector marítimo.
Sin embargo, la implementación de sistemas de captura de carbono a bordo no es un proceso fácil. Proyectos previos han mostrado que el costo de instalación de estas tecnologías puede ser elevado, estimándose en más de 13 millones de dólares. A pesar de ello, la posibilidad de generar productos a partir del CO2 capturado, como combustibles o productos químicos, puede abrir nuevas oportunidades económicas.
La visión de Fredriksson sobre el futuro de la navegación descarbonizada es cautelosa, reconociendo la falta de suministros de combustibles alternativos y la necesidad de infraestructura adecuada en los puertos. No obstante, su enfoque en la simplicidad del sistema de Seabound, que deja las tareas complejas en tierra, podría facilitar la adopción a gran escala de esta tecnología.
A medida que las tecnologías de captura de carbono avanzan y se desarrollan nuevas soluciones, el papel de la innovación en la lucha contra el cambio climático se vuelve cada vez más crítico. La trayectoria de Seabound, con su enfoque en la sostenibilidad y la eficiencia, refleja una tendencia hacia la búsqueda de soluciones efectivas en un mundo que enfrenta desafíos ambientales sin precedentes. La cooperación internacional y el apoyo a iniciativas como esta son fundamentales para lograr un futuro más sostenible.