Las videollamadas, un puente entre padres en prisión y sus hijos

In Sociedad
diciembre 21, 2024

El concepto de «Gravy Day» ha cobrado relevancia en Australia, especialmente por la popularidad de la canción de Paul Kelly y su adaptación cinematográfica, «How to Make Gravy». En esta narrativa, un prisionero llamado Joe escribe a su familia cuatro días antes de Navidad, expresando su añoranza por sus seres queridos. Esta situación refleja una realidad que afecta a muchos padres encarcelados en Australia, donde se estima que la mitad de los hombres en prisión son padres.

Mantener el contacto con sus hijos es fundamental tanto para los padres como para los niños, ya que les permite seguir formando parte de sus vidas y proporciona un apoyo social crucial. Además, este contacto puede contribuir a reducir el estrés psicológico en los menores. Una de las formas más efectivas de mantener esta conexión ha sido a través de las «visitas virtuales», una práctica que se popularizó durante las restricciones por COVID-19.

El impacto de las visitas virtuales

Un reciente estudio realizado en dos prisiones de Nueva Gales del Sur ha profundizado en la experiencia de las familias con estas visitas virtuales. A pesar de los desafíos que pueden surgir debido a la falta de infraestructura en los hogares y en las prisiones, así como problemas tecnológicos, se buscó entender cómo estas interacciones pueden fortalecer la relación entre padres e hijos.

En el estudio se entrevistó a 27 padres, de los cuales 11 se identificaron como aborígenes y cuatro como culturalmente diversos. También participaron 17 cuidadores, en su mayoría madres, que se encargan de niños desde la infancia hasta la adolescencia. Los resultados mostraron que las visitas virtuales permiten a los niños reconocer las caras de sus padres, algo que es especialmente importante para los más pequeños.

Los padres valoraron la posibilidad de ver a sus hijos crecer a través de la pantalla. Un padre comentó: «Hay una gran diferencia entre una llamada telefónica y una videollamada. No puedes escuchar una sonrisa, pero puedes ver la alegría en la cara de alguien». Esta conexión visual es esencial para mantener el vínculo emocional entre padres e hijos, especialmente en un contexto donde la separación física es inevitable.

Además, los cuidadores destacaron la flexibilidad que ofrecen estas visitas, permitiendo que se integren en la vida cotidiana. Las visitas pueden realizarse durante actividades deportivas o en casa, lo que brinda un ambiente seguro y familiar para los niños. Un cuidador mencionó que estas interacciones se organizaban en torno a eventos significativos, como cumpleaños, lo que les permitía celebrar juntos a pesar de la distancia.

Sin embargo, también se reconocieron las dificultades inherentes a estas visitas. Los entornos carcelarios pueden resultar intimidantes para los niños, quienes a menudo enfrentan largos viajes y situaciones estresantes al visitar a sus padres. Muchos cuidadores afirmaron que sus hijos preferían las llamadas de video, ya que les permitían interactuar desde un lugar seguro y conocido.

A pesar de los beneficios, algunos padres y cuidadores señalaron que los niños, especialmente los más pequeños, pueden perder rápidamente el interés durante las videollamadas. Además, el final abrupto de una visita virtual puede causar frustración y tristeza en los menores, quienes pueden no entender por qué la comunicación se interrumpe de manera repentina.

Este estudio resalta la importancia de las visitas virtuales para las familias con padres encarcelados. Si bien no se sugiere que estas reemplacen las visitas en persona, sí se reconoce su papel en la preservación de relaciones auténticas entre padres e hijos. En un mundo donde el distanciamiento físico puede ser un obstáculo para la conexión emocional, estas tecnologías emergentes ofrecen una forma valiosa de mantener la cercanía familiar.

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