En los últimos días, la administración del presidente electo Donald Trump ha suscitado preocupación en el sector automotriz canadiense tras anunciar su intención de imponer un arancel del 25% sobre las importaciones canadienses. Esta medida, que podría amenazar la recuperación de la industria automotriz en Canadá, ha sido objeto de un intenso debate entre políticos y expertos del sector.
Ontario, la provincia donde se concentra la mayor parte de la producción automotriz del país, es particularmente vulnerable a estos aranceles. Durante el último año, empresas como Ford, General Motors, Stellantis, Toyota y Honda produjeron 1,54 millones de vehículos ligeros en Ontario, principalmente para el mercado estadounidense.
Doug Ford, primer ministro de Ontario, advirtió que la imposición de aranceles no solo afectaría a los empleos canadienses, sino que también tendría repercusiones negativas en el empleo estadounidense. Ford enfatizó que los materiales y piezas atraviesan la frontera en múltiples ocasiones antes de ser ensamblados, por lo que los aranceles incrementarían los costos, obstaculizando la producción y provocando despidos.
Trump ha justificado su propuesta de aranceles alegando preocupaciones de «seguridad nacional», vinculando la situación a la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. Sin embargo, este enfoque ha sido criticado por muchos, quienes sugieren que el verdadero impacto sería devastador para ambas economías. Se estima que los aranceles podrían aumentar el costo de producción de vehículos entre 1,750 y 10,000 dólares, afectando principalmente a los consumidores.
Por otro lado, Trudeau, el primer ministro canadiense, enfrenta un momento complejo en su gobierno, mientras lidia con la posible renuncia de su ministro de Finanzas y la presión política de la oposición. La situación plantea interrogantes sobre la estabilidad de su administración en un momento en que la industria automotriz está comenzando a recuperarse de un declive que se acentuó durante la pandemia de COVID-19.
La importancia del comercio bilateral
Ontario, en un esfuerzo por fortalecer su posición como socio comercial clave, ha lanzado una campaña multimillonaria en Estados Unidos. Esta provincia se posiciona como el tercer mayor socio comercial del país vecino, siendo el principal socio comercial de 17 estados. El comercio entre ambos países es mucho más equilibrado que con México, especialmente si se excluye el petróleo que Canadá exporta a los Estados Unidos.
Las exportaciones canadienses de piezas automotrices alcanzaron los 23,5 mil millones de dólares en 2023, mientras que las de vehículos ligeros totalizaron 53,5 mil millones. En contraste, las importaciones se situaron en 47,5 mil millones y 70,4 mil millones, respectivamente. Este comercio se realiza en un contexto en el que el 95,3% de las exportaciones automotrices canadienses tienen como destino Estados Unidos.
Flavio Volpe, presidente de la Asociación Canadiense de Fabricantes de Piezas Automotrices, ha subrayado que cualquier interrupción en este equilibrio afectaría gravemente a ambas naciones. Un arancel de doble dígito sería «existencial» para la industria automotriz, como se evidenció en 2022 cuando los camioneros canadienses bloquearon el Puente Ambassador, interrumpiendo la producción de varios fabricantes en EE. UU.
A medida que la industria automotriz canadiense comienza a recuperarse, con un aumento en la producción de vehículos, persiste la incertidumbre sobre su futuro, exacerbada por la transición hacia vehículos eléctricos y las promesas de Trump de eliminar subsidios que han sido cruciales para esta transición. En este contexto, los líderes de ambas naciones parecen coincidir en que la colaboración es esencial para enfrentar los desafíos globales, en lugar de fomentar divisiones que podrían tener consecuencias desastrosas para sus economías.