El tradicional discurso navideño del Rey Felipe VI ha centrado su atención este año en las víctimas de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) y ha abordado preocupaciones relevantes para la sociedad española, como la inmigración y el acceso a la vivienda, temas que afectan especialmente a los jóvenes y a los colectivos más vulnerables. En su mensaje, el monarca ha apelado a la solidaridad y a la búsqueda del bien común, aspectos que se han vuelto fundamentales en el contexto actual de crisis y desigualdad.
Las reacciones a las palabras del Rey no se han hecho esperar y han generado un amplio debate entre la clase política. Presidentes autonómicos del Partido Popular, como Alberto Núñez Feijóo y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, han elogiado el discurso, destacando la defensa de la Constitución y la importancia de trabajar por el bien común. Por su parte, otros líderes, como Juanma Moreno, presidente de Andalucía, y Fernando López Miras, presidente de Murcia, han enfatizado el mensaje de unidad y esperanza que el Rey ha transmitido en su alocución.
Sin embargo, el discurso también ha suscitado críticas. La portavoz de Sumar, Verónica Martínez Barbero, ha cuestionado las afirmaciones del Rey respecto a la DANA, considerándolo irresponsable al no abordar la crisis climática ni los derechos sociales. Otros políticos, como Gabriel Rufián de ERC y Ione Belarra de Podemos, han manifestado su descontento, sugiriendo que el Rey debería ser más crítico con la situación actual del país y menos con la política. En este contexto, Oriol Junqueras, presidente de ERC, ha señalado que Felipe VI no está en posición de pedir serenidad, recordando su postura en el referéndum del 1-O. Este intercambio de opiniones refleja la polarización política en España y la tensión existente en torno a la figura de la monarquía.