La situación del almacenamiento de gas en el Reino Unido se ha vuelto crítica, según un reciente informe de Centrica, la principal operadora energética del país. Con el inicio de un invierno más frío de lo habitual y la interrupción de los tránsitos de gas ruso a través de Ucrania, la demanda de gas ha aumentado considerablemente, lo que ha llevado a niveles de almacenamiento que son «preocupantemente bajos».
En un comunicado emitido el pasado viernes, Centrica advirtió que la actual capacidad de almacenamiento en Rough, el mayor sitio de almacenamiento de gas del Reino Unido, es un 20% inferior a la del mismo periodo del año anterior. A pesar de que este sitio estaba lleno antes del inicio del invierno, la situación ha cambiado drásticamente debido a las condiciones climáticas adversas y a la escalada de los precios de la energía.
Desde el 9 de enero, los sitios de almacenamiento de gas en el Reino Unido se encontraban un 26% por debajo de los niveles del año pasado, dejando las reservas alrededor de la mitad de su capacidad total. La combinación de temperaturas más frías de lo habitual y la decisión de Ucrania de no continuar con el tránsito de gas ruso ha llevado a una disminución significativa de las reservas de gas en el país.
Impacto en Europa y la falta de regulación en el Reino Unido
La situación en el Reino Unido refleja una tendencia más amplia en Europa, donde los niveles de almacenamiento también han disminuido. Según el informe, a fecha del 7 de enero, el almacenamiento europeo se encontraba al 69% de su capacidad, en comparación con el 84% del año anterior. A pesar de que muchos países de la Unión Europea han establecido niveles mínimos de almacenamiento para enfrentar el invierno, el Reino Unido se encuentra en una posición desfavorable debido a la falta de una regulación similar.
Chris O’Shea, director ejecutivo del grupo Centrica, destacó que el Reino Unido es un «outlier» en comparación con el resto de Europa en cuanto al papel del almacenamiento en su sistema energético. Esta falta de regulación ha comenzado a tener consecuencias palpables en un momento en que la seguridad del suministro energético es más crucial que nunca.
La negativa de Ucrania a extender un contrato con Gazprom, la empresa estatal rusa de gas, más allá de 2024 ha exacerbado la crisis energética en Europa, lo que ha llevado a un aumento inmediato de los precios de la energía. Esto ha suscitado llamados para extender el tope de precios de emergencia de gas en la UE, con el fin de prevenir un choque de precios en toda la región.
En este contexto, el Reino Unido enfrenta desafíos significativos que podrían afectar no solo su economía, sino también la seguridad energética de sus ciudadanos durante los meses más fríos. La falta de un marco regulador adecuado para el almacenamiento de gas podría tener repercusiones a largo plazo en la capacidad del país para gestionar futuras crisis energéticas.
