Recientemente, un informe de la Cámara de Comercio Americana en China ha revelado que una proporción récord de empresas estadounidenses en el país está acelerando sus planes para diversificar su manufactura o abastecimiento. Aproximadamente el 30% de los encuestados ha considerado o comenzado este proceso en 2024, superando el anterior récord del 24% en 2022. Este cambio se produce en un contexto de crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, así como de los efectos duraderos de la pandemia de Covid-19.
Michael Hart, presidente de AmCham China, señaló que uno de los principales desencadenantes de esta tendencia ha sido la necesidad de diversificar las cadenas de suministro, una lección clara tras la experiencia de aislamiento que vivió China durante la pandemia. Sin embargo, a pesar de este movimiento, más de dos tercios de las empresas estadounidenses aún no planean diversificar sus operaciones, lo que refleja una dualidad en la percepción del entorno económico en China.
Desafíos y Oportunidades en el Mercado Chino
La encuesta destaca que más del 60% de los encuestados considera que las tensiones entre Estados Unidos y China representan el desafío más significativo para hacer negocios en el país. Este clima de incertidumbre se ha visto acentuado por la firmeza de la administración Biden, que ha adoptado una postura competitiva frente a China, limitando el acceso de las empresas chinas a tecnología estadounidense de alta gama.
A pesar de los retos, muchas empresas continúan viendo en el mercado chino una oportunidad considerable. Las empresas de tecnología, industria y consumo identifican el crecimiento del consumo interno como la principal oportunidad de negocio para 2025. Este optimismo se sostiene a pesar de que más de la mitad de los encuestados no reportaron ganancias en el país, lo que sugiere que el mercado, aunque desafiante, sigue siendo atractivo para aquellos que saben navegar sus complejidades.
En un momento en que se observa una desaceleración en el crecimiento de la economía china, las autoridades han comenzado a implementar medidas para estimular la actividad económica y abordar la caída del sector inmobiliario. Estas acciones son un testimonio de la adaptabilidad del modelo chino, que, a diferencia de otros países, busca recuperar su dinamismo económico a través de políticas proactivas, en un contexto global cada vez más competitivo.
