Durante los últimos 60 años, las preocupaciones sobre el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía en Estados Unidos y la discriminación racial en el trato a los ciudadanos han generado un clamor constante por reformar la formación básica de los nuevos agentes. Sin embargo, investigaciones recientes indican que las propuestas de cambio han tenido escaso impacto en la práctica.
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB) y de la Universidad de Florida Central (UCF) ha examinado la formación básica de los nuevos agentes en cientos de academias policiales en EE.UU. Este análisis revela una notable continuidad en el número total de horas requeridas para la formación, así como una distribución desproporcionada de estas horas en áreas clave relacionadas con la lucha contra el crimen, evidenciando una fuerte resistencia al cambio en este ámbito.
Resistencia al cambio en la formación policial
Según John Sloan, profesor emérito de justicia criminal en la UAB y coautor del estudio, «hemos encontrado evidencias contundentes de una resistencia a largo plazo al cambio en la formación básica de la policía, dado el continuo énfasis en los aspectos tradicionales de ‘guerrero’ en lugar de aquellos relacionados con el rol de ‘guardia’, como son las asociaciones comunitarias». Esta situación pone de manifiesto que los esfuerzos realizados durante décadas para modificar los contenidos de la formación de los nuevos agentes han fracasado en gran medida.
El estudio, publicado en la revista Criminology and Public Policy, es el primero desde la década de 1980 que evalúa el contenido de la formación en múltiples academias policiales a lo largo de un periodo prolongado, abarcando dos eras de la policía: la orientada a la comunidad y la posterior al 11 de septiembre, basada en la evidencia.
Utilizando datos secundarios de un censo de 421 academias policiales que operaron de manera continua entre 2002 y 2018, el estudio analizó la continuidad y el cambio en seis áreas fundamentales de la formación básica de los nuevos policías:
- Operaciones: primeros auxilios/CPR, sistemas informáticos, operación de vehículos de emergencia, investigaciones y procedimientos de patrullaje.
- Armas/tácticas defensivas: armas no letales, tácticas de autodefensa y habilidades con armas de fuego.
- Formación legal: procedimientos de justicia juvenil, derecho penal y derecho constitucional.
- Auto-mejoramiento: prevención y gestión del estrés, ética e integridad, adquisición de un idioma extranjero y salud y condición física.
- Policía orientada a la comunidad: mediación y gestión de conflictos, y diversidad cultural.
- Temas especiales: crímenes de odio y crímenes con sesgo, preparación para terrorismo y violencia doméstica.
Los hallazgos indican que, a lo largo del tiempo, el promedio de horas requeridas para la formación básica ha permanecido aproximadamente en 11 semanas de formación a 40 horas semanales. Además, la priorización de la instrucción en las seis áreas fundamentales se ha mantenido relativamente inalterada. Dentro de cada una de estas áreas, el tiempo asignado a cada tema del currículo central varía considerablemente.
La formación en operaciones y en armas y tácticas defensivas recibió la mayor parte del tiempo de formación en las academias, mientras que el tiempo dedicado a la formación legal ha disminuido. Es notable que la formación en temas especiales, que han cobrado importancia en las últimas décadas, promedió poco más de media semana, y el tiempo destinado a la policía orientada a la comunidad fue el menor de todos.
Los coautores del estudio sugieren que los reclutadores y los administradores de las academias deben adoptar un enfoque más integral en la formación que priorice la adquisición de herramientas basadas en un enfoque de ‘guardia’, complementando las necesarias para momentos excepcionales en que se requiera el uso de herramientas de ‘guerrero’. Para ello, sería necesario reducir proporcionalmente las horas dedicadas a la formación en operaciones y tácticas defensivas, y aumentar las horas destinadas a temas relacionados con la comunicación interpersonal, la gestión de conflictos, la desescalada y la diversidad cultural.
Entre las limitaciones del estudio, sus autores señalan que no se evaluó el contenido específico de la formación, que los datos provienen de encuestas de autoinforme y que no se consideraron posibles fuentes de variación en los currículos de formación, como la afiliación de las academias a diferentes agencias de aplicación de la ley o su ubicación regional.
