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La Asociación Nacional de Atletismo Universitario (NCAA) ha revisado sus normas sobre la participación de atletas trans en respuesta a un decreto ejecutivo firmado por el expresidente Donald Trump. Este nuevo marco regulatorio, que se anunció el pasado jueves, establece que los atletas asignados como hombres al nacer y las mujeres trans que estén bajo tratamiento hormonal no podrán competir en equipos femeninos dentro del sistema de la NCAA, que abarca alrededor de 1,100 universidades y colegios en Estados Unidos.
A pesar de estas restricciones, los atletas trans podrán seguir entrenando con los equipos femeninos y todos los deportistas podrán competir en equipos masculinos, siempre que cumplan con los criterios generales establecidos. Esta decisión contrasta con las normas anteriores de la NCAA, que permitían a los hombres biológicos que habían hecho la transición competir en ciertos deportes femeninos, una política que había sido objeto de controversia desde su implementación en 2022.
Un cambio en la política deportiva
El presidente de la NCAA, Charlie Baker, ha calificado los nuevos estándares de elegibilidad como “claros, consistentes y uniformes”, en oposición a lo que describió como un “mosaico de leyes estatales y decisiones judiciales contradictorias”. Baker ha atribuido a Trump el mérito de proporcionar una política nacional cohesiva sobre la participación de atletas trans, en un contexto donde las normativas anteriores habían generado confusión y debate.
El decreto firmado por Trump no solo prohíbe a las mujeres trans competir en deportes femeninos, sino que también sugiere que Estados Unidos buscará hacer cumplir esta política en eventos internacionales que se celebren en suelo estadounidense. Esta medida forma parte de un esfuerzo más amplio del expresidente para revertir las políticas de su predecesor, Joe Biden, que favorecían a diversos grupos minoritarios y que la nueva administración ha calificado como “locura woke”.
Un caso emblemático en este debate es el de Lia Thomas, una nadadora que se convirtió en un símbolo de la controversia sobre la participación de atletas trans. Thomas, quien inicialmente formó parte del equipo masculino de la Universidad de Pensilvania, comenzó su transición en 2019 y experimentó un notable ascenso en su clasificación nacional tras competir como mujer. Sin embargo, esta situación ha generado tensiones, y recientemente, tres de sus compañeras de equipo presentaron una demanda contra varias entidades, incluida la universidad y la NCAA, alegando daños psicológicos derivados de su experiencia al compartir un equipo con Thomas. Las demandantes sostienen que enfrentaron discriminación debido a la promoción de una ideología pro-trans en detrimento de las estudiantes femeninas.