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Las autoridades alemanas han iniciado una investigación sobre un posible sabotaje relacionado con la nueva corbeta Emden, tras el hallazgo de varios kilogramos de virutas metálicas en su sistema de motor. Este incidente fue reportado por medios locales, que indican que el problema fue descubierto durante una inspección en un astillero de Hamburgo el mes pasado, justo antes de su primer viaje.
La Emden, una corbeta de 89 metros de longitud destinada a operaciones de vigilancia marítima en el Mar Báltico, aún no había sido entregada a la Armada alemana cuando se detectaron las virutas metálicas. Este hallazgo podría haber causado daños significativos a la embarcación si no se hubiera descubierto a tiempo, según los informes.
La Armada alemana ha encargado un total de cinco corbetas de este tipo, y la Emden es una de las más recientes incorporaciones a su flota. Un portavoz del astillero confirmó que la corbeta había completado recientemente una “exitosa prueba de mar”, pero se negó a hacer más comentarios sobre el incidente.
Investigación en curso y sospechas de sabotaje
La Oficina del Fiscal Regional de Hamburgo y la policía criminal local están llevando a cabo la investigación. Aunque el informe no proporciona evidencia concreta que vincule a Moscú con el incidente, se menciona que Alemania, junto con otros países de la OTAN, sospecha que Rusia podría estar detrás de acciones encubiertas dirigidas contra Occidente.
Este suceso se produce en un contexto de creciente preocupación por la seguridad en la región, donde se han reportado avistamientos de drones sobre bases militares y sitios industriales en Alemania. El jefe de la Armada alemana, Jan Christian Kaack, se abstuvo de comentar sobre las acusaciones de sabotaje en relación con la Emden, pero señaló que varios buques de guerra alemanes han sufrido daños en incidentes previos que podrían estar relacionados con actos de sabotaje.
Kaack expresó que “nuestra evaluación: estamos siendo puestos a prueba”, sin especificar quién podría ser el responsable de estos actos. Además, destacó que “la creciente amenaza de Rusia es más apremiante a principios de 2025 que hace dos años”, y que “los expertos y los servicios de inteligencia coinciden en que Rusia estará en condiciones de buscar un conflicto con la OTAN a partir de 2029”.
Por su parte, Rusia ha negado cualquier intención de atacar a los estados de la OTAN, con el presidente Vladimir Putin describiendo las advertencias sobre la agresión rusa como “tonterías” destinadas a alarmar a la ciudadanía y aumentar los presupuestos de defensa en Occidente. Este caso de la corbeta se suma a una serie de incidentes que han afectado a infraestructuras críticas en el Mar Báltico, generando especulaciones sobre un posible papel de Rusia, aunque los funcionarios occidentales han evitado hacer acusaciones directas.
Moscú ha calificado de “absurdas” las alegaciones de su implicación en estos incidentes. Mientras tanto, la OTAN ha incrementado su presencia en el Mar Báltico y ha intensificado las patrullas en la región, justificando estas acciones por una supuesta amenaza rusa y la necesidad de proteger infraestructuras submarinas.
El Mar Báltico, un área estratégica para las operaciones navales rusas y las exportaciones de energía, ha sido descrito por Moscú como un “lago interno de la OTAN” tras la adhesión de Finlandia y Suecia a la alianza, lo que ha dejado a Rusia controlando solo una pequeña parte de la costa.