Guennadi Ziugánov | Soviétskaya Rossía | Traducido del ruso por Iñigo Aguirre
Intervención en la Duma de Guennadi Ziugánov, presidente del CC del PCFR
Este año se cumple el centenario del Gran Octubre y de la revolución de Febrero. No fue casual que tanto el discurso a la nación del presidente de Rusia, como la intervención del presidente de la Duma, comenzasen recordando esas fechas. Es muy importante para nosotros extraer las consecuencias de aquellos grandiosos acontecimientos.
Les quiero recordar que si consultan la hemeroteca de los periódicos de enero de 1917 se sorprenderán, pues no encontrarán en ninguno de ellos ni una sola palabra sobre una posible revolución.
Estalló tras la revuelta de las mujeres hambrientas que no consiguieron ni una barra de pan en la Av. Nevski. Todos le dieron la espalda al zar: su familia, la iglesia, la cúpula militar, la nobleza, todas las capas. Luego al poder llegó el gobierno provisional, donde únicamente el ministro de ferrocarriles no era masón. Se sucedieron 5 gabinetes de gobierno distintos. Despedazaron el país, paralizaron la economía y los conflictos armados comenzaron a regarse como la pólvora por lo que un día había sido un gran país. Y solo el Gran Octubre salvó al país, aunque contra la Rusia soviética se organizase el levantamiento de los checos, la guerra civil ─que fue una contienda entre el Octubre proletario y el Febrero liberal─, y la intervención de 14 países. Por cierto que sobre esto no se dice nada en los actuales libros de texto.
Solo la Unión Soviética supo agrupar en torno a los ideales de justicia social, paz y amistad de los pueblos, a todo un imperio en descomposición, llevando a cabo una modernización única en todos los campos de la vida. Solo en lo económico, los tiempos de crecimiento durante 20 años fueron de más del 16%. La URSS derrotó al fascismo, salió al espacio, creó la paridad nuclear que garantizó y garantiza la paz a la actual generación de rusos. Si sabemos recoger lo mejor de aquella época, alcanzaremos grandes metas. Nuestra tarea pasa por aunar esas tres épocas: la imperial, la soviética y la actual. En el pasado en la Duma ha habido tres intervenciones significativas. El discurso del presidente conminando no solo a la solidaridad y la unidad, sino exigiendo al mismo tiempo garantizar el ritmo mundial de desarrollo. La intervención del Patriarca Kiril, quien pidió conjugar los ideales de la Rusia Sagrada, la Rusia imperial y la justicia soviética; y la conferencia del premio nobel Zhorés Alfiórov (diputado por el PCFR. N de la T), dedicada a la ciencia y al gobierno, partiendo del trabajo de Einstein “¿Por qué el socialismo?, aparecido en 1949. Ya entonces este genio científico anunció a la humanidad: “sin socialismo las guerras y la violencia continuarán en el planeta”. Les quisiera recordar un hecho bastante curioso. Se cumplen ahora justo 50 años, cuando representantes de toda la humanidad, después del salto al espacio, se reunieron en Washington para debatir cómo sería el mundo en el nuevo milenio. Lo más curioso de lo que entonces declararon fue que iban a derrotar a la pobreza, a las enfermedades y que harían todo para que todos tuvieran una casa y la gente viviese dignamente. Nada de eso como sabemos se produjo.
Por cierto que en ese encuentro prometieron que para 1999 iban a celebrar unos fuegos artificiales conmemorando la destrucción total de los arsenales nucleares. En este caso las esperanzas tampoco se cumplieron. Recordemos que cuando se reunió la asamblea General de la ONU en el 2000, llegó a la conclusión de que los diez principales peligros que amenazaban a la humanidad, que hacen cada día más difícil la vida en el planeta, siguen siendo los mismos: pobreza, enfermedades, degradación del medio ambiente. En el noveno lugar se encontraba el terrorismo. El año pasado pasó ya a ser uno de los tres principales desafíos para el mundo. Como vemos, el capital y el mercado no ha sido capaz de resolver en estos 50 años ninguno de esos problemas señalados. La situación continúa agravándose. Nadie sabe qué hacer. Nosotros estamos convencidos. Sin la gran experiencia del país de los soviets no podremos avanzar.
Ayer al encender el televisor veo a dos jóvenes bien vestidos, del Ministerio de Justicia, proponiendo celebrar el año nuevo desahuciando de su única casa a ciudadanos culpables de vaya a usted a saber qué. Por lo visto todavía no se han muerto todos con los fríos que estamos viviendo. Considero que se trata de una completa provocación que nada tiene que ver con la política social de un Estado que se define como tal. Es una locura. Salir con esa propuesta en un país donde 72 de cada 100 personas viven con 15 mil rublos al mes o menos (1€= 63 Rublos). Por eso es que no pueden pagar por los gastos de vivienda, la hipoteca y todo lo demás, porque apenas les llega para comida y medicinas después de intentar afrontar su deuda.
Mientras tanto, una de las noticias del pasado año ha sido el brusco incremento del número de multimillonarios (en dólares) en el país. Rusia ocupa el primer lugar del mundo entre los países más importantes, en niveles de desigualdad social. El 62% de la riqueza en nuestro país recae sobre los millonarios en dólares, el 26% sobre los multimillonarios en dólares. Mientras a la mayoría absoluta de la población apenas le corresponde un 10% de toda esa riqueza. ¿Acaso no es hora de gravar con impuestos a los más ricos?
En este sentido es fundamental extraer conclusiones de las intervenciones de figuras relevantes y de dirigentes de nuestro país: Necesitamos una nueva estrategia. Pero cuando veo que es el señor Kudrin (exministro de finanzas. N de la T.) el que se encarga de diseñar esa estrategia, un escalofrío me recorre el cuerpo. Lo que les va a presentar va a ser una estrategia de tres puntos. Primero: Vendamos lo que queda. Segundo punto: El Estado será el vigilante de la propiedad ajena. Y tercer punto: volvamos a guardar el dinero en los bancos extranjeros al 2%, mientras pedimos créditos en el exterior al 5-8%. No les va a proponer nada nuevo.
En este sentido, en este año de celebraciones y año de la ecología, volvamos a ver lo que aprobó la Duma en su anterior composición. Aprobamos casi 40 leyes en defensa de la ecología. V. Kashin (diputado del PCFR. N de la T) y su equipo, el Comité para la ecología, trabajaron de forma brillante, todos los grupos le respaldaron. ¿En qué consistían nuestras propuestas? En introducir nuevas normativas ecológicas y obligar así a que se recurra al uso de las tecnologías más punteras. Lograr, que funcione la ley de política industrial y planificación estratégica, que acordaron todos los grupos. Aquí se abre ante nosotros un enorme campo de posibilidades. Aún más si tenemos en cuenta que nuestros esfuerzos se vieron respaldados por el Consejo de Estado, que estuvo analizando en su última sesión de diciembre toda esta problemática.
Hemos preparado el programa “Diez pasos hacia una vida digna”. Les invito a que vuelvan a repasarlo y analizar el paquete de leyes que proponemos.
Pongamos por caso la producción. Sin ella no es posible ningún tipo de consolidación ni desarrollo. El país en los últimos 4 años ha perdido el 8% de su PIB. Significa eso que hemos dejado de ingresar 100 billones de rublos. Eso implica que se han perdido para los presupuestos 40 billones de rublos. Básicamente hemos tirado el presupuesto para tres años. Y por ahora sigue sin haber ningún tipo de crecimiento.
¿Cómo vamos a lograr alcanzar ese 3% de crecimiento que nos prometió el presidente en su discurso? Solo de un modo: reduciendo el apartado de gasto presupuestario en 22 billones como mínimo. Solo desde ese umbral es posible un desarrollo acelerado. Mientras no resolvamos ese problema, se podrá prometer lo que se quiera, pero no se logrará nada.
Por eso los proyectos de ley que en su día presentamos, sobre la nacionalización del sector de las materias primas, la introducción del monopolio estatal sobre la producción de bebidas alcohólicas y la introducción de una escala recaudatoria progresiva, deben volver a ser debatidos en profundidad. Solo así podremos cumplir las directrices del presidente y comenzar a salir de esta profunda crisis.
En lo que respecta a la base de consolidación, dicen que la amistad surge en la obra. Aquellos que alguna vez trabajaron en los destacamentos de construcción conocen ese dicho. Tenemos a día de hoy nueve mil construcciones abandonadas, congeladas, en las que en su día se invirtieron 2’5 billones de rublos, y a las que no se les ha sacado ningún rendimiento. Propongo que cada diputado asuma el patronazgo de este tipo de construcciones en sus regiones. Que recurra a la juventud y ayude así a resolver los problemas concretos de cada uno de esos proyectos. La base de la consolidación pasa por ayuda a sobrevivir a aquellos que lo están pasando mal, principalmente mujeres, niños y ancianos.
Sirva como ejemplo la operación para devolver a la vida las instalaciones de “Artek”. Aprobamos la resolución y en dos años se han invertido 10,5 mil millones de rublos. Falta todavía invertir 1500 millones para convertir de nuevo a “Artek” en el mejor sanatorio y campo vacacional del mundo. El año pasado ya pasaron sus vacaciones allí 30 mil niños.
Hemos ayudado a los niños del hermoso Donbás. El PCFR acaba de fletar el convoy nº 58 con diez mil regalos para año nuevo. Tomemos la decisión de respaldar al Donbás. Reconozcamos a esas repúblicas. Basta ya de que el gobierno de Kiev se siga burlando de ellas.
Para nosotros es de vital importancia ayudar a los niños con enfermedades oncológicas. El año pasado estuvimos a vueltas con eso y no terminamos de adoptar ninguna decisión. Se trata de miles y miles de niños que están sufriendo. Tenemos 5 bloques de edificios del Centro oncológico en Moscú que llevan vacíos dos años ya. Ahora tenemos ya la posibilidad de añadir recursos para equiparlos y ayudarles.
Para nosotros es muy importantes ayudar a las familias jóvenes. He podido constatar que aquellos que tienen dos hijos son todos pobres. Para algo se preparó un programa para dar respuesta a ese problema.
Ahora, en lo que respecta a las empresas populares. Ya me canso de repetirlo: vayan aquí al lado al sovjoz Lenin, a visitar a su director Grudinin, vayan a verlo aunque solo sea por una vez. Vayan a Marii-El, al combinado “Zvenigovski”. Su director Kazankov se ha convertido en campeón de Europa en cuanto a calidad de sus productos cárnicos. Y asolo esa empresa aporta 600 millones de rublos en impuestos. Por cierto que en el sovjoz Lenin han construido una escuela fantástica, en la que han invertido 1200 millones, sin pedirle ni un céntimo al Estado. Allí el sueldo medio es de 77 mil rublos, con todo un programa social completo.
Juntos aprobamos durante el gobierno de Primakov-Masliukov (1998 N de la T.) la ley sobre las empresas populares. ¿Por qué no volver a ella y resolver así el problema?
Tenemos toda una serie competa de programas: “Nuestro bosque”, “nuestra casa”, “nuestro jardín”, “nuestra dacha”, “nuestra aviación”, “nuestras carreteras”. Pongámoslo en acción, llevémoslo a la práctica. De ponerlo en marcha en un futuro cercano se creará otro ambiente en la sociedad, todos entenderán lo que es el trabajo productivo y no la palabrería hueca”.
Reciban una vez más mi felicitación por el año nuevo.
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