El mercado inmobiliario español va a continuar siendo este 2017 un sector atractivo para la inversión. De este modo, esta área económica mantendrá la senda de crecimiento positivo experimentado durante el último año y que, según las previsiones, también continuará en 2018. En concreto, un informe elaborado por Bankinter prevé que la demanda residencial crecerá hasta superar el umbral de las 500.000 viviendas a lo largo de 2018 gracias al ciclo expansivo de la economía, la mejora del empleo y los bajos costes de financiación. El precio medio de la vivienda se incrementará a tasas cercanas a +4%, impulsado por la escasez de oferta y el auge del alquiler en las áreas más consolidadas. Existe una amplia selección de inmuebles para analizar esta situación en Litma Group.
En este sentido y en cuanto a tendencias y posibilidades de inversión en el sector inmobiliario, el mismo informe considera que “las oportunidades de compra se van agotando y el potencial alcista de los precios es ya más limitado, una vez que los precios en áreas ‘premium’ han alcanzado máximos precrisis y los ratios de esfuerzo financiero vuelven a crecer”.
A esta situación se une también la gradual reducción del ‘stock’ y el fuerte crecimiento en los visados de obra nueva que sugieren que, esta vez sí, la actividad promotora despertará de su letargo.
En cuanto a la ubicación de los inmuebles por zonas geográficas, la tendencia es que la compra de activos inmobiliarios se realice en zonas muy consolidadas y con una demanda solvente como ofrecen las grandes ciudades y áreas turísticas, con un objetivo de rentabilidad por alquiler levemente superior al 3% y un horizonte de inversión mínimo de 3 a 5 años.
En este cambio, una de las tendencias más destacadas del sector inmobiliario y de la que más se ha hablado durante el 2016 e inicios de este 2017 es el progresivo abandono del alquiler tradicional (sobre todo en ciudades y barrios con una alta afluencia de turistas) para adoptar al alquiler turístico y vacacional.
Por otra parte y en sentido opuesto, cada día son más las personas que, teniendo en cuenta el salario mínimo interprofesional y el precio medio de alquiler en las grandes ciudades, optan por marcharse a vivir a las afueras de las grandes ciudades (zonas intermedias de población, extrarradios o ciudades dormitorio), donde, aunque los salarios mínimos no disminuyen sí lo hacen los precios medios de alquiler aumentando, por consecuencia, la calidad de vida.