Si crees que la rutina se ha apoderado de tu vida íntima y lo consideras un problema serio, quizás sea el momento de plantearse alternativas que te ayuden a volver a encender la llama y recobrar el deseo, el interés, la atracción y la diversión perdida. Los juguetes sexuales son la clave para lograr este propósito, te permitirán experimentar nuevas sensaciones, así como innovar y probar cosas nuevas en tu vida íntima para poder disfrutar al 100% del placer.
No te pienses que esto de los juguetes sexuales es algo relativamente “moderno” y de actualidad, hay datos verídicos que hablan de que todas las civilizaciones de la antigüedad han utilizado representaciones del falo en ceremonias y cultos religiosos, todas ellas asociadas con la fertilidad. La frontera entre lo religioso y la privacidad e intimidad de cada uno siempre ha sido muy permeable, por lo que muy pronto los dildos empezaron a utilizarse también como objetos destinados únicamente al placer sexual en civilizaciones como los egipcios, romanos, griegos y chinos, quienes lo elaboraban con distintos materiales de aquel entonces como piedra, cuero o madera.
No es de extrañar que el primer dildo del que se tiene constancia data más allá del 28.000 a.C. Unos arqueólogos recompusieron unos restos encontrados en Alemania de lo que parecía ser un objeto alargado y pulido con forma fálica y usado para introducirlo en la vagina sin otro fin aparente que el mero placer.
El origen de la palabra dildo sigue sin estar claro a ciencia cierta. Unos creen que deriva del italiano “diletto”, que viene a significar algo así como “jugar con las delicias femeninas”. Otros piensan que su origen es del nórdico antiguo “dilla”, que se traduce como calmar, tranquilizar y consolar, a priori suponemos que es el que más sentido tiene.
Y bueno, aunque en la actualidad haya infinidad de modelos y formas, un dildo no deja de ser eso, un objeto pensado para el propio consuelo, para dar placer mediante la estimulación interna de la vagina o el ano, fabricado en silicona, plástico, gelatina, látex, metal o cristal y con diferentes tamaños y texturas.
Diferentes modelos en función de las necesidades
Los dildos son un clásico en las tiendas eróticas para adultos La gran cantidad de diseños disponibles han generado una nomenclatura propia que no está demás conocer para decantarnos por uno u otro. Por ejemplo, el ‘dong‘, es un dildo cuya base tiene forma de testículos, lo que aumenta el realismo del juguete y la capacidad de asirlo al usuario. Está el “double dong” o consolador doble, que tiene un tamaño mayor y dos glandes, uno en cada extremo, con lo cual la pareja puede disfrutar de la penetración en compañía y con un mismo juguete. También están los “plugs anales” que tienen una forma corta y cónica con la base ensanchada, para facilitar su inserción. Su forma de tapón hace que se pueda llevar introducido dentro mientras se estimulan otras zonas.
Como vemos, hay infinidad de posibilidades para satisfacer cuales quieran que sean las necesidades de los usuarios. Los dildos ya no se entienden forzosamente como “consoladores” y tampoco se venden exclusivamente los penes “realísticos” (los que emulan un pene real), de hecho hay muchas mujeres que no solo los utilizan para la estimulación interna, sino que también practican la estimulación “clitoriana“, es decir juegan con su clítoris y labios; sobre todo, los que están fabricados en metal, pues estos ofrecen un juego de temperaturas que produce sensaciones que no puede conseguir ningún otro material.
Ahora que ya conoces estos datos, te será más fácil volver a encender la chispa de la pasión en tu relación y acabarás con la rutina sexual. Recordando siempre protegerte y manteniendo una adecuada higiene tanto personal como en tus artículos íntimos.