Cuando se habla de pedir un crédito o préstamo, siempre pensamos en un banco o una caja de ahorros en la que un director se encarga de decir si es o no posible conseguirlo. Básicamente es lo normal, ya que estas son las entidades a las que acudimos con mayor frecuencia para este tipo de operaciones. Hay otras opciones, pero como norma general son estas las opciones que nos dan más confianza. Por eso, vamos a ver algunas pautas para elegir un préstamo según sea lo que queremos obtener.
Consejos para elegir un préstamo personal
El préstamo personal es una fórmula que permite contar con una determinada cantidad de dinero para comprar productos de consumo. Por ejemplo, si quieres pagar un viaje de ensueño en tu aniversario o renovar el comedor, esta es la mejor opción.
Las principales características de este préstamo es que la cuota es siempre la misma, sin riesgo a que una subida de tipos de interés aumente el dinero que hay que pagar. Además, a medida que se van cubriendo mensualidades se puede volver a disponer del dinero, lo que hace que si necesitas alguna otra cosa y aún estás pagando el préstamo, no tienes que esperar a liquidarlo. Solo solicitar lo que has amortizado. Hay prestamos Bankia personales que van desde pequeñas cantidades hasta un capital suficiente para emprender un negocio.
Las claves para elegir el mejor préstamo personal son:
– Tener claro qué es lo que se quiere comprar con el dinero, ya que algunos están limitados a determinadas cosas.
– Saber cuál es el tipo de interés anual que vamos a pagar. No solo cuál es la cuota mensual, ya que algunos préstamos pueden tener una mensualidad más baja, pero un plazo y unos intereses más elevados.
– Negociar el plazo más cómodo que podamos, sin que se alargue mucho. Ten en cuenta que cuanto más tiempo tengas para pagar, más intereses tendrás que cubrir.
– Pregunta si la concesión del préstamo está sujeta a la contratación de algún producto como seguro de vida o una cuenta en la que nos cobren comisiones. Igual el interés al final no es tan interesante, valga la redundancia.
– Préstamos rápidos
Los créditos o préstamos rápidos son muy parecidos a los personales, aunque lo normal es que el plazo de liquidación sea menor, normalmente un mes o menos. Estos son muy prácticos para cubrir pagos de facturas inesperadas cuando no hay dinero en la cuenta, aunque los intereses son algo más altos.
Hay préstamos rápidos especiales como los de Movistar Préstamos, cuyo único requisito es ser cliente de esta compañía telefónica. No tienes comisiones y no hace falta cambiarse de banco. Además, el tiempo que hay que esperar para recibir el dinero en la cuenta es muy rápido y el plazo de devolución va de 1 a 3 años.
Préstamo para comprar un coche
La mayoría de bancos tienen un producto específico para la compra de un coche, casi siempre en combinación con los concesionarios. Aunque también puedes pedir un préstamo para tu coche nuevo directamente por tu cuenta en los principales bancos.
Lo normal es que en estos casos seas cliente o tengas que hacerte una cuenta. En entidades históricamente financieras como los prestamos BBVA o los de Santander es un requisito. Para contratar un préstamo y comprarte un coche debes tener en cuenta:
– Cuáles son realmente tus necesidades. No financies un coche por capricho, sino porque realmente te hace falta. Elige un modelo seguro y que te sirva para ir al trabajo, llevar los niños al colegio, etc. En resumen, que cubra las necesidades básicas.
– Prepara un presupuesto para saber si puedes hacer frente a los pagos. Es importante la previsión porque si no acabarás con una deuda problemática. Si te es posible adelantar algo de entrada, mejor.
– Compara varios modelos y elige el que sea más económico. Si puedes comprarte el coche que quieras, no te hace falta un préstamo.
– También puedes comparar diferentes préstamos. Lo normal es que el banco en el que tienes la cuenta te ofrezca buenas condiciones, aunque no está de más mirar en otros sitios.
Préstamos hipotecarios
La compra de una vivienda es el motivo por el que casi todo el mundo tiene que pedir un préstamo, ya que la cantidad de dinero que hay que pagar es muy importante. A no ser que se vaya a vivir siempre de alquiler o se cobre una herencia, habrá que pedir una hipoteca. Estas claves te ayudarán a elegir la que más te interese.
– El importe del préstamo normalmente no cubre la totalidad del gasto de la vivienda. La tasación marca la pauta, ya que lo habitual es que el préstamo sea entre un 80 o un 85 por ciento de esta. Algunos tasadores lo saben y ponen esta un poquito por encima para que la hipoteca pueda cubrirlo todo. De todos modos es importante saber muy bien de cuánto dinero se puede disponer. Además, para esto ya debe haber una propiedad a la vista.
– Cuanto más largo sea el plazo de amortización, menos mensualidad pagaremos. Hoy hay fórmulas como las de caixabank prestamos que son muy interesantes porque tienen una cuota fija a amortizar en 20 o 30 años. Otras entidades ofrecen un plazo mayor, aunque son a interés variable y puede que al final se pague mucho más. Todo esto hay que estudiarlo muy bien.
– El tipo de interés marcará el dinero que haya que pagar cada mes. En los préstamos a tipo fijo no hay por qué preocuparse, ya que siempre pagaremos lo mismo. Si es variable, normalmente cada año se hace una revisión, que puede subir o bajar la cuota según el precio del dinero en ese momento. También hay hipotecas a tipo mixto, que tienen una parte a tipo fijo y otra variable, a elegir entre alargar el plazo de amortización o pagar la nueva cuota.
Tipos de préstamos hay muchos. ¿Cuál es el que te interesa ahora mismo?