Dos días después de que Vladimir Putin prometiera garantizar «la seguridad y la capacidad defensiva de Rusia», en el discurso de toma de posesión para el mandato 2018-2024, hoy el país exhibe su poder en los desfiles militares que señalan los 73 años del final de la II Guerra Mundial, con la victoria sobre la Alemania nazi. Los cazas furtivos Sukhoi SU-57, los tanques teledirigidos Uran-9 o el misil hipersónico Kinzhal van a desfilar por la Plaza Roja en Moscú.
Pero la fecha, que marca el fin de un conflicto armado que generó casi 27 millones de muertos en la entonces Unión Soviética, también se celebra en otras ciudades, como en San Petersburgo, donde tropas y armamento van a desfilar por la Plaza del Palacio.
Las miradas van a estar concentradas en el nuevo misil Zinkhal (puñal), después de Putin en marzo, en su discurso del estado de la nación, anunciara poseer un arma capaz no sólo de penetrar el escudo antimisiles de EEUU, sino también de destruir un portaaviones.
Sólo en Moscú más de 13 mil militares van a marchar en la Plaza Roja, por donde desfilarán también civiles con retratos de los familiares que combatieron en la guerra. Vladimir Putin suele unirse a los habitantes de la capital, llevando el retrato de su padre, Vladimir Spiridonovich Putin, gravemente herido en el conflicto.
