Para trabajar en internet, para conseguir acceso a sus innumerables contenidos tenemos, como usuarios, que acceder a él mediante el uso de lo que conocemos como una red virtual, es decir, la combinación de recursos de red de hardware y software que actúan simulando una red física.
Existen tres tipos básicos de redes virtuales de las que podemos hacer uso; en primer lugar, encontramos las redes virtuales externas que se componen de varias redes locales que un software determinado administra como una única entidad. Estas redes están compuestas por el hardware clásico de conmutación más la tecnología que se deriva del software de red de la red local virtual o VLAN.
En contraposición, encontramos la red virtual interna, formada a partir de un sistema que usa máquinas virtuales con interfaces que han sido configuradas por una tarjeta de red física o NIC, las cuales pueden comunicarse entre ellas simulando una red local y convirtiendo la red virtual en un único hospedaje.
Por último, existe un tipo especial, alternativa a la red interna, que se denomina red virtual privada o VPN, las cuales crean un enlace de punto a punto seguro entre dos sistemas finales. En este tipo de red no está permitido el paso a las redes externas y esto se consigue gracias a la configuración de las VNIC utilizando una NIC que se llama etherstub.
Las redes privadas virtuales (VPN)
Para entender más profundamente en qué consisten estas redes privadas y saber que, aunque la mayoría son de pagos, algunas son gratis, como por ejemplo VPNoveriew, vamos a conocer por qué cada vez más gente las utilizan en sustitución de las tradicionales conexiones wifi o las redes locales que suelen colocar un operador de telefonía.
Los principales motivos por los que están resultando un éxito, para el público en general, son en primer lugar y como cabe suponer porque son privadas, lo que significa que solo se puede acceder a estas redes si el equipo desde el que trabajamos forma parte de ella, ya sea porque está conectado o porque está dado de alta. Aunque no es el único motivo, puesto que gracias a su uso podemos evitar con facilidad todo tipo de censura, trabajar desde casa con una conexión a la red de la oficina y, por supuesto, aumentar nuestro nivel de seguridad contra todo tipo de virus y de los temibles hackers.
Pero, como mencionamos, principalmente el uso de las VPN se destina a intentar dar el salto a las restricciones, cada vez más habituales y duras, que ejecutan los estados. Y es que en un mundo donde prevalece la prohibición sobre la educación, en algunos casos, merece la pena saltársela para mantener un nivel mínimo de dignidad y libertad.
En los países con dictaduras, gobiernos de ultraderecha y regímenes totalitarios, estos son los recursos con los que la ciudadanía cuenta para conseguir visualizar contenidos que no se encuentran disponibles en sus propios países. Con las conexiones VPN, se puede engañar fácilmente a los controles que ejerce la web para hacer creer que nuestro terminal se encuentra en el país donde se encuentran instalados los contenidos a los que queremos acceder y así poderlos visualizar.
Igualmente es muy recurrente su uso para ocultar nuestros datos de navegación, con ello conseguimos conectarnos a una red wifi pública sin que nadie se percate de nuestra información personal.
Así mismo y como también hemos indicado, este tipo de red se utiliza cada vez más para sustituir las conexiones wifi y las redes locales que instalan los operadores de telefonía, pues pueden conectar, con un nivel más alto de protección, varios terminales como si estuvieran todos en el mismo lugar físico, es decir, como actuarían las conexiones locales tradicionales.
Su funcionamiento
Para entender el funcionamiento de una red privada local o VPN, debemos imaginar un túnel por el que circula la conexión en la cual se cifran los datos mientras están en su interior, un sistema de encriptamiento altamente eficaz que se realiza gracias a los diferentes protocolos existentes usados para su protección.
Para entendernos; cuando actúa cualquier usuario de la red y visita una página web, la petición que se realiza se protege encapsulándola. Posteriormente, se envía y llega al proveedor de VPN con el que hayamos contratado los servicios, este desencapsula la petición y permite que esta siga su curso, saliendo por el router de red para que la información, en forma de paquete, llegue hasta el equipo del usuario que emitió la orden.