La intolerancia a la lactosa es un trastorno cuya prevalencia va a más en las sociedades del mundo desarrollado.
Esta disfunción puede ser leve o aguda, de tal suerte que se sospecha que existe un porcentaje nada desdeñable de personas que la padecen sin siquiera sospecharlo.
Veamos por qué es posible padecer intolerancia a la lactosa sin saberlo. Pero Primero, ¿Qué es la lactosa?
La lactosa, un carbohidrato específico de la leche
La lactosa es un hidrato de carbono que solo se encuentra en la leche de origen animal. Químicamente es un disacárido, es decir, una molécula azucarada compuesta de otros dos azúcares, la galactosa y la glucosa, ambos necesarios para una correcta nutrición.
Una vez ingerida, el intestino delgado descompone la lactosa en galactosa y glucosa, utilizando una encima denomina lactasa. Tras este proceso, la glucosa y la galactosa son absorbidas por el organismo.
Por qué se produce la intolerancia a la lactosa
La intolerancia aparece cuando el organismo del afectado es incapaz de producir lactasa en cantidades suficientes. Entonces, la lactosa pasa al intestino grueso sin digerir, donde ciertas bacterias se alimentan de ella.
Los síntomas se producen como consecuencia de la excesiva actividad bacteriana provocada por la abundancia de este azúcar compuesto en el intestino grueso.
La intolerancia a la lactasa puede ser congénita, primaria o secundaria. Solo en el último caso es reversible, ya que en la intolerancia secundaria el déficit de lactasa es producido por otra enfermedad o trastorno orgánico.
Por tanto, en el caso de la intolerancia secundaria, tratando la enfermedad de fondo, el organismo volverá a producir la cantidad necesaria de lactasa.
Principales síntomas
Los síntomas pueden varían mucho según el individuo. Todo depende de la magnitud del déficit de producción de lactasa del organismo de quien sufre la intolerancia.
En algunas personas se trata de molestias muy leves y, al ser esporádicas o intermitentes, su detección no es sencilla, especialmente si el afectado no consume lácteos regularmente.
En los casos más graves el trastorno puede llegar a ser altamente incapacitante.
Los síntomas pueden presentarse de manera individual o conjunta, y algunos pueden ser de carácter opuesto. Estos son los más habituales:
- Malestar abdominal generalizado
- Flatulencia excesiva e hinchazón
- Diarrea o estreñimiento
- Dolores intestinales
- Ruidos abdominales de alta sonoridad
- Náuseas y/o vómitos
Tratamiento de la intolerancia a la lactosa
No existe tratamiento conocido para las intolerancias primaria y congénita a la lactosa. La única opción en esos dos casos es abstenerse de ingerir productos que contengan lactosa.
Esto no solo incluye a los productos lácteos, sino a algunos medicamentos o suplementos dietéticos que contienen lactosa como excipiente.
Afortunadamente, hoy en día la intolerancia a la lactosa no supone un problema nutricional o dietético para los afectados, ya que en cualquier supermercado pueden obtenerse lácteos sin lactosa.
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