Carlos Tavares, quien hasta el 1 de diciembre fue el CEO de Stellantis, ha declarado que su salida fue «amistosa» y surgió de desacuerdos con el consejo de administración sobre la estrategia de la compañía. En una entrevista reciente con el diario portugués Expresso, Tavares indicó que la decisión de su marcha fue acordada conjuntamente con el presidente John Elkann, sin entrar en detalles sobre las diferencias que llevaron a este desenlace.
Fuentes cercanas a la situación han revelado que la repentina salida de Tavares fue provocada por objetivos que algunos miembros de la junta consideraron poco realistas o incluso perjudiciales. El ex CEO enfatizó que su principal preocupación fue «proteger la compañía» para evitar que una discrepancia de opiniones pusiera en riesgo la alineación estratégica, crucial para una empresa de su envergadura.
Tavares, quien fue antes considerado uno de los ejecutivos más respetados de la industria automotriz, se vio sometido a un escrutinio creciente tras la caída de ventas en América del Norte, lo que llevó a la automovilística a emitir una advertencia sobre sus beneficios para 2024. Vendedores, expertos del sector y clientes han señalado que Stellantis se había situado en un rango de precios elevado tanto en Estados Unidos como en Europa bajo su liderazgo.
Un momento «darwiniano» para la industria
En su primera entrevista tras la renuncia, Tavares describió el momento actual de la industria automotriz como el inicio de un periodo «darwiniano». Según sus palabras, «cuando enfrentas una tormenta, debes dirigir el barco de acuerdo a las olas. No puedes tener una discusión sobre la mejor manera de enfrentarlas». Esta metáfora refleja la complejidad y los desafíos que enfrenta el sector en un contexto global marcado por la incertidumbre económica y la presión competitiva.
A lo largo de su gestión, Tavares promovió una estrategia de expansión y diversificación que, si bien buscaba posicionar a Stellantis como un líder en la industria, también generó tensiones internas. La capacidad de una empresa de tal magnitud para adaptarse y mantenerse alineada con su misión y visión es, sin duda, un aspecto que merece ser analizado en un mundo donde las dinámicas geopolíticas y económicas son cada vez más complejas.
La experiencia de Tavares en Stellantis pone de relieve la importancia de la cohesión y la alineación en la gestión de grandes corporaciones, un principio que puede ser extrapolable a otros ámbitos, incluyendo contextos políticos donde la unidad y la claridad en la dirección son fundamentales para la estabilidad y el desarrollo.
