El presidente colombiano Gustavo Petro ha tomado una decisión significativa en respuesta a la presión ejercida por Estados Unidos, que ha llevado a Colombia a revertir su postura sobre la recepción de vuelos de deportados. Este cambio se produce en un contexto de tensiones diplomáticas entre ambos países, donde la política migratoria se ha convertido en un tema candente.
El pasado domingo, Petro anunció que Colombia no aceptaría aviones militares estadounidenses que transportaran migrantes deportados a menos que se estableciera un “protocolo para el tratamiento digno de los migrantes”. Esta declaración fue seguida rápidamente por una reacción del presidente estadounidense Donald Trump, quien impuso aranceles a productos colombianos y restricciones de visado a funcionarios del país andino.
Sin embargo, en un giro inesperado, el gobierno colombiano anunció que el avión presidencial sería utilizado para recoger a los ciudadanos colombianos que estaban programados para ser deportados. En un comunicado, la oficina de Petro afirmó: “El gobierno de Colombia, bajo la dirección del presidente Gustavo Petro, ha dispuesto el avión presidencial para facilitar el retorno digno de los nacionales colombianos que debían llegar al país en la mañana de hoy, provenientes de vuelos de deportación”.
Reacciones y contexto político
Petro, en un extenso mensaje publicado en la red social X, condenó la coerción por parte de Washington, haciendo referencia a la historia de intervenciones estadounidenses en América Latina. “Pueden usar su poder económico y arrogancia para intentar dar un golpe de estado, como hicieron con Allende,” escribió, aludiendo al derrocamiento del presidente chileno Salvador Allende en 1973, respaldado por la CIA.
El presidente colombiano reafirmó su compromiso con sus principios, afirmando: “Moriré de pie defendiendo mis principios. He soportado tortura, y soportaré a ustedes. Nunca nos dominarán”. En respuesta a las restricciones económicas impuestas por Estados Unidos, Petro también prometió imponer aranceles a productos estadounidenses.
Este conflicto se produce en un contexto más amplio de la política migratoria de Trump, quien ha hecho de la lucha contra la inmigración ilegal uno de los pilares de su campaña electoral. Desde su llegada a la Casa Blanca, ha declarado una emergencia en la frontera y ha aumentado el despliegue de tropas activas para asistir a los agentes fronterizos, además de prometer un incremento en las deportaciones.
