Un equipo de investigadores de la Universidad de Turku y del Instituto de Recursos Naturales de Finlandia ha llevado a cabo un estudio sobre el comportamiento alimentario de las gansos de la especie Branta leucopsis, comúnmente conocidos como gansos de barnacla, en la región de Karelia del Norte. Este fenómeno ha generado una preocupación creciente debido al significativo daño económico que provoca en las explotaciones agrícolas locales.
Publicados en el Journal of Applied Ecology, los hallazgos sugieren que una combinación de áreas designadas como no perturbadas y terrenos de exclusión donde se repelen a los gansos podría ser una solución efectiva para mitigar los daños en los cultivos, así como para reducir el conflicto entre humanos y fauna salvaje. En Finlandia, los gansos de barnacla son responsables de la mayor parte de los daños agrícolas ocasionados por especies protegidas, lo que lleva al gobierno finlandés a abonar anualmente hasta 4 millones de euros en compensaciones a los agricultores.
Propuestas para la Mitigación del Daño Agrícola
La profesora Jukka Forsman del Instituto de Recursos Naturales de Finlandia ha señalado que la mayoría de estas compensaciones se destinan a los agricultores de Karelia del Norte y del Sur, regiones clave para la agricultura láctea. La necesidad de estrategias efectivas para mitigar proactivamente este conflicto humano-fauna es evidente. Una posible solución consiste en establecer campos de alojamiento, donde algunas áreas se dediquen a los gansos mientras que otras sirvan como zonas de exclusión. Esta estrategia busca centralizar la presencia de gansos y el daño que causan en determinadas áreas, protegiendo así los cultivos más valiosos en otras localizaciones. La selección de estos campos se realiza en colaboración entre los agricultores y las autoridades competentes.
En el marco del estudio, los campos se clasificaron en tres grupos: campos de cultivo normales donde no se gestionaba la presencia de gansos, campos de alojamiento y campos de repulsión. Se capturaron gansos y se les dotó de transmisores GPS para rastrear su uso del hábitat. Los resultados indican que en diversas situaciones de alimentación, los gansos de barnacla prefieren alimentarse en los campos de alojamiento en comparación con los otros tipos de campos. Además, los campos de repulsión fueron utilizados en menor medida de lo esperado, lo que sugiere que estas medidas efectivamente reducen el número de gansos que forrajean en los cultivos.
El profesor Toni Laaksonen de la Universidad de Turku ha destacado que, hasta ahora, la evaluación del impacto de los campos de alojamiento se había limitado al número de gansos observados o los costos de los daños. Sin embargo, el comportamiento individual de los gansos en el contexto de los campos de alojamiento, repulsión y otros tipos de campos es un aspecto crucial que no había sido suficientemente explorado. Para abordar este conflicto entre humanos y fauna salvaje mediante la implementación del concepto de campos de alojamiento, el conocimiento acumulado por los agricultores es de vital importancia, ha indicado el Dr. Martin Seltmann, autor principal del estudio.
Por lo tanto, los investigadores proponen que el uso de la información proporcionada por los interesados y la coordinación en el uso de campos de alojamiento y repulsión cuidadosamente diseñados podrían ayudar a los agricultores a prepararse proactivamente para el daño ocasionado por los gansos y a mitigar los costos asociados a su forrajeo.
