
El alarmante descenso de las mariposas en América del Norte
La población de mariposas en América del Norte está experimentando un drástico descenso, afectada por el uso de insecticidas, el cambio climático y la pérdida de hábitat. Según un estudio reciente, desde el año 2000, el número de estas coloridas criaturas ha disminuido un 22%, y la tendencia se ha mantenido en un promedio de un 1.3% anual en los 48 estados contiguos de EE. UU. Este análisis, que representa la primera evaluación sistemática a nivel nacional sobre la abundancia de mariposas, ha revelado que 114 especies han mostrado disminuciones significativas, mientras que solo nueve han aumentado en número.
El estudio, publicado en la revista Science, fue llevado a cabo por un equipo de científicos que combinó casi 77,000 encuestas de 35 programas de monitoreo, lo que permitió contar más de 12.6 millones de mariposas a lo largo de las décadas. Un sondeo reciente que se centró en las mariposas monarca, que los funcionarios federales planean incluir en la lista de especies amenazadas, arrojó una cifra alarmante de menos de 10,000 ejemplares, una caída drástica desde los 1.2 millones que se contaron en 1997. Muchas especies en declive han perdido el 40% o más de su población.
Impacto del cambio climático y la pérdida de hábitat
El estudio destaca que las áreas más afectadas se encuentran en el suroeste de EE. UU., donde la población de mariposas ha disminuido más de la mitad en los últimos 20 años. Las mariposas que habitan en regiones cálidas y secas parecen estar experimentando las peores condiciones. Los autores del estudio, entre ellos Nick Haddad, entomólogo de la Universidad Estatal de Michigan, afirman que el uso de insecticidas ha cambiado drásticamente en las últimas décadas, lo cual parece ser el mayor factor detrás de la disminución de las poblaciones de mariposas, aunque el cambio climático y la pérdida de hábitat también juegan un papel crucial.
El impacto de esta pérdida de mariposas no solo afecta a la biodiversidad, sino que también podría tener consecuencias para los ecosistemas que dependemos. Las mariposas son polinizadoras, aunque no tan prominentes como las abejas, y su descenso podría afectar la polinización de cultivos importantes, como el algodón en Texas. A pesar de la gravedad de la situación, los expertos sostienen que hay esperanza. La restauración de hábitats y la implementación de cambios en los entornos locales podrían contribuir a la recuperación de estas especies, lo que subraya la importancia de la acción comunitaria en la protección de la biodiversidad.