
La posibilidad del viaje a velocidades superiores a la luz
El concepto de un motor de curvatura, popularizado por la ciencia ficción, ha cobrado vida en el ámbito de la física teórica gracias al trabajo del físico mexicano Miguel Alcubierre. En 1994, Alcubierre propuso un modelo que, aunque no se basa en la construcción de un motor tal como lo imaginamos en el cine, explora la viabilidad de viajar más rápido que la luz, planteando cuestiones fascinantes sobre nuestro entendimiento actual del universo.
La física, en su esencia, es una exploración matemática de las reglas que rigen el universo. Alcubierre se preguntó si, con el conocimiento que poseemos, sería posible crear un motor de este tipo. Sorprendentemente, la respuesta fue un «sí» cauteloso, lo que abre un abanico de posibilidades intrigantes para la ciencia y la exploración espacial.
A primera vista, podría parecer que la respuesta es un rotundo «no». La teoría de la relatividad especial de Einstein establece que no se puede viajar más rápido que la luz, un principio que ha sido comprobado repetidamente a lo largo de más de un siglo. Este límite no es solo una restricción física; es un componente fundamental de cómo se estructura el espacio y el tiempo.
Sin embargo, la relatividad general, que amplía la relatividad especial, introduce matices importantes. Establece que no es posible exceder la velocidad de la luz en un entorno local; es decir, un objeto no puede ser medido viajando más rápido que la luz en su propio marco de referencia. Pero lo que ocurre en distancias más amplias es diferente. Por ejemplo, las galaxias que se encuentran a más de 13.8 mil millones de años luz de distancia se alejan de nosotros a velocidades superiores a la luz. Esto no viola las leyes de la física porque, desde nuestra perspectiva local, no estamos moviéndonos a esa velocidad.
La clave radica en que el espacio entre nosotros y esas galaxias distantes está en expansión. Aunque tanto nosotros como ellos estamos en reposo en nuestros respectivos entornos, la distancia entre nosotros aumenta a un ritmo que puede superar la velocidad de la luz. Este fenómeno no afecta la causalidad, ya que la luz que vemos de esas galaxias proviene de momentos pasados y nunca podríamos influir en ellas.
El concepto de un motor de curvatura se basa en esta misma premisa: no exceder la velocidad de la luz de manera local, sino manipular el espacio mismo para permitir que las distancias se acorten o se alarguen, facilitando así el viaje entre puntos distantes del universo. Aunque aún estamos lejos de hacer realidad esta tecnología, el mero hecho de que la física no la descarte de plano es un indicio de que nuestra comprensión del universo sigue evolucionando.