
El uso de herramientas de inteligencia artificial (IA) en la planificación de viajes ha ganado popularidad en los últimos años, prometiendo reducir significativamente el tiempo y el esfuerzo requeridos para organizar escapadas. Sin embargo, como toda innovación, no está exenta de inconvenientes que deben ser considerados por los viajeros contemporáneos.
Según el informe de tendencias de viaje de Omio para 2024, el 44% de los viajeros en Europa y Estados Unidos ha manifestado su intención de utilizar IA para la planificación de sus viajes, una cifra que ha aumentado considerablemente desde el 27% del año anterior. Esta tendencia se ve impulsada por las características útiles que ofrecen estas herramientas, como la gestión del presupuesto, recomendaciones de actividades personalizadas y asistencia en traducción, especialmente valoradas por las generaciones más jóvenes.
Una reciente experiencia de planificación de viaje a Tallin, Estonia, utilizando herramientas como ChatGPT, Vacay y GuideGeek, ilustra cómo la IA puede facilitar la organización de itinerarios. A pesar de que los tres sistemas ofrecieron propuestas similares en cuanto a actividades y restaurantes, ChatGPT se destacó por su exhaustividad, sugiriendo atracciones emblemáticas como el casco antiguo de Tallin, la catedral de Alejandro Nevski y el mercado de Balti Jaam. Estos lugares representan la esencia de la ciudad, lo que resulta valioso para aquellos que buscan una experiencia auténtica.
Desafíos en la planificación con IA
No obstante, la experiencia también reveló algunas limitaciones significativas de estas herramientas. Uno de los problemas más destacados fue la falta de opciones adecuadas para los comensales. A pesar de ser entusiastas de la gastronomía, las recomendaciones iniciales de ChatGPT se centraron en platos tradicionales estonios que no se alineaban con las preferencias alimenticias de los viajeros. Este inconveniente se tradujo en la necesidad de ajustar repetidamente los criterios de búsqueda, lo que, en algunos casos, resultó en itinerarios menos atractivos y actividades limitadas.
Otro aspecto a considerar es la posible obsolescencia de la información proporcionada por estas plataformas. Durante la estancia en Tallin, se descubrió que algunos restaurantes recomendados ya no estaban en funcionamiento, lo que llevó a situaciones incómodas y a la necesidad de buscar alternativas sobre la marcha. Este tipo de inconvenientes subraya la importancia de combinar el uso de herramientas de IA con la investigación personal y la consulta de fuentes actualizadas, especialmente en un mundo donde los cambios en el sector turístico son constantes.
El testimonio de profesionales del sector también pone de manifiesto que la IA, aunque útil, no puede reemplazar la experiencia humana. Como señala Coco Tran, asesora de viajes, la capacidad de comprender las sutilezas de la hospitalidad y las preferencias locales es algo que las máquinas aún no pueden reproducir. La relación personal que se construye a lo largo del tiempo con los distintos actores del turismo permite ofrecer recomendaciones más precisas y relevantes.
En conclusión, aunque las herramientas de planificación de viajes basadas en IA pueden servir como guía inicial para esbozar itinerarios, es crucial que los viajeros realicen un esfuerzo adicional para verificar la información, cruzar datos y personalizar los planes. La combinación de la tecnología y la experiencia humana puede resultar en una experiencia de viaje más enriquecedora y satisfactoria.