
La automotriz estadounidense General Motors ha anunciado una reducción en la producción de sus furgonetas eléctricas BrightDrop en una planta de Canadá, lo que ha generado preocupación entre los trabajadores y sus familias en la región. La planta de ensamblaje CAMI, situada en Ingersoll, Ontario, reducirá su operativa de dos turnos a uno, lo que resultará en la eliminación de 500 puestos de trabajo. Esta decisión se produce tras un periodo de inactividad que comenzó en mayo y que se extenderá hasta octubre de este año.
Según un comunicado de GM, esta reestructuración responde a la demanda del mercado y a un intento de equilibrar el inventario. Sin embargo, la presidenta del sindicato canadiense Unifor, Lana Payne, ha calificado esta situación como «un golpe devastador para cientos de familias trabajadoras en Ingersoll y en las áreas circundantes que dependen de esta planta». La dirigente ha instado a GM y a todos los niveles de gobierno a hacer un esfuerzo por mitigar la pérdida de empleos en este contexto de crisis.
Expectativas y Realidades del Mercado de Vehículos Eléctricos
BrightDrop fue lanzada como una subsidiaria de GM en 2021, y aunque se esperaba que se convirtiera en un negocio rentable, las cifras de ventas y los ingresos no se han alineado con las expectativas iniciales. Se proyectaba que BrightDrop generaría 1.000 millones de dólares en ingresos para 2023, sin embargo, GM ha optado por no revelar las cifras de ingresos de esta división, lo que ha llevado a especulaciones sobre el éxito real del proyecto.
En 2023 y 2024, las ventas de las furgonetas eléctricas BrightDrop apenas alcanzaron las 2.000 unidades. Esta situación se agrava tras informes que indican que cientos de vehículos están almacenados en un lote de Flint, Michigan, lo que refleja un claro desajuste entre la producción y la demanda real del mercado. A pesar de que GM ha afirmado su compromiso con la planta CAMI y ha anunciado mejoras para el modelo de 2026, la incertidumbre persiste sin un apoyo más sólido por parte del gobierno canadiense y acceso justo al mercado.
Lana Payne ha señalado que la situación actual es consecuencia de las políticas comerciales de los Estados Unidos, en particular las tarifas impuestas durante la administración de Donald Trump. Estas decisiones han generado una turbulencia en la industria que, según Payne, abre la puerta a que fabricantes de vehículos extranjeros, especialmente de China, dominen el mercado global de vehículos eléctricos mientras que la industria norteamericana corre el riesgo de quedar rezagada.
En este contexto, resulta esencial reflexionar sobre el impacto de las decisiones políticas y económicas en el futuro de la industria automotriz, particularmente en un momento en que la transición hacia energías más limpias y sostenibles se presenta como una oportunidad y un desafío global.