
Impacto de la contaminación farmacéutica en el comportamiento de los salmones
Los salmones, trasnformados en iconos de perseverancia, inician un viaje crucial desde los ríos y arroyos donde nacen hacia el océano, su hábitat final. Este recorrido, que a lo largo de millones de años ha moldeado su comportamiento migratorio, se ve amenazado en la actualidad por un factor inédito para sus ancestros: la contaminación farmacéutica. Investigaciones recientes han revelado que la acumulación de un fármaco llamado clobazam en el cerebro de los salmones altera sus patrones migratorios, permitiéndoles llegar al océano más rápidamente, pero a un coste potencialmente devastador para su salud y comportamiento.
El clobazam, un medicamento comúnmente utilizado para prevenir crisis epilépticas y tratar trastornos de ansiedad, pertenece a la categoría de las benzodiazepinas, conocidas por su efecto depresor sobre el sistema nervioso central. La similitud en la estructura neuronal entre peces y mamíferos hace que los salmones sean especialmente vulnerables a los efectos de estas sustancias. Investigaciones previas habían documentado cambios en el comportamiento de los salmones atlánticos expuestos a benzodiazepinas, pero estas se realizaron en condiciones que no reflejaban la realidad de las poblaciones salvajes.
El estudio más reciente se llevó a cabo en el río Dal, en Suecia, donde se monitorizó la migración de más de 700 salmones jóvenes, conocidos como «smolts». Utilizando etiquetas de transmisión de sonido, los investigadores pudieron seguir el recorrido de los peces a lo largo de su viaje hacia el Mar Báltico. Los resultados mostraron que los salmones expuestos a clobazam lograron superar las represas de hidroelectricidad con una velocidad notablemente mayor que aquellos que no recibieron el fármaco. Aunque este comportamiento podría parecer beneficioso, la reducción del miedo también aumenta su vulnerabilidad a los depredadores en el océano, lo que plantea serias dudas sobre su supervivencia a largo plazo. La investigación destaca la necesidad urgente de evaluar cómo la contaminación farmacéutica podría estar redefiniendo no solo el comportamiento individual de los salmones, sino también la dinámica de sus poblaciones en un contexto más amplio.