Un nuevo estudio liderado por Jochen Knies del iC3 Polar Research Hub ha revelado señales preocupantes sobre cómo el cambio climático está afectando la capacidad de los fiordos árticos para actuar como sumideros de carbono. Las conclusiones indican que la capacidad de los océanos polares para eliminar dióxido de carbono de la atmósfera podría verse reducida a medida que el planeta continúa calentándose.
Knies y sus colaboradores han observado que los cambios rápidos en el Ártico están transformando ecosistemas vibrantes como el de Kongsfjorden en Svalbard. Publicados en la revista Communications Earth & Environment, sus hallazgos documentan no solo un cambio en las comunidades de fitoplancton debido al deshielo, sino también una preocupante disminución en la capacidad de estos fiordos para captar carbono.
El papel crucial del fitoplancton
En la base de las cadenas alimenticias del Ártico se encuentra el fitoplancton, pequeños organismos microscópicos que son más que un simple alimento para los peces. Juegan un papel fundamental en el ciclo del carbono y la regulación del clima. A medida que el hielo se retira, la luz solar llega a más superficie oceánica, lo que fomenta el crecimiento del fitoplancton. Este fenómeno puede dar lugar a un aumento en la productividad marina, atrayendo a peces y otros animales marinos hacia esta nueva abundancia.
Knies destaca que «los cambios que observamos sugieren que el futuro de estos ecosistemas de fiordos dependerá en gran medida de cómo se adapten a un clima más cálido». Sin embargo, aunque las aguas más cálidas pueden inicialmente favorecer el crecimiento del fitoplancton durante los veranos soleados, la estratificación de las aguas dificulta el acceso a nutrientes esenciales, creando una situación contradictoria: aunque se podría observar un aumento en la biomasa de fitoplancton, la eficiencia de la captura de carbono podría disminuir.
Además, la entrada de agua de deshielo de glaciares, que actúa como una fuente vital para la vida marina, desempeña un papel crucial en la reconfiguración del paisaje nutricional de estos fiordos. A medida que los glaciares desaparecen, este suministro de nutrientes se vuelve impredecible, lo que suscita preocupaciones sobre la salud a largo plazo de estos ecosistemas. Sin un flujo constante de nutrientes, el equilibrio ecológico podría verse alterado, afectando potencialmente la red alimentaria y la productividad general de los fiordos.
El Ártico se erige como un indicador vital del cambio climático global. La atención del mundo se centra en estos casquetes de hielo en deshielo, no solo por su belleza, sino porque encierran lecciones significativas sobre nuestro futuro compartido. «El futuro de los fiordos árticos refleja los desafíos climáticos más amplios que enfrentamos a nivel global», advierte Knies.
Más información:
Jochen Knies et al, Arctic fjord ecosystem adaptation to cryosphere meltdown over the past 14,000 years, Communications Earth & Environment (2025). DOI: 10.1038/s43247-025-02251-y
