
Un reciente estudio realizado por el Centro de Investigación sobre la Violencia Armada de la Universidad de Rutgers ha puesto de manifiesto un fenómeno interesante en la percepción de las políticas sobre armas entre los conservadores en Estados Unidos. Aunque los datos revelan un respaldo privado significativo hacia ciertas medidas de control de armas, este apoyo no se traduce en una demanda pública equivalente.
Las encuestas han demostrado de manera consistente que existe un apoyo bipartidista a varias políticas relacionadas con las armas, tales como los controles de antecedentes universales. Sin embargo, la investigación sugiere que, a pesar de este apoyo privado, los conservadores muestran una menor inclinación a exigir la implementación de tales políticas en los niveles estatal o federal.
Apoyo Privado vs. Demanda Pública
En el estudio, que analizó una muestra representativa de 7,529 adultos de nueve estados, se exploró si la discrepancia entre el apoyo privado y la demanda pública podría explicarse por un temor de los conservadores a ser marginados si expresan su respaldo. Sin embargo, los resultados indican que este no es el caso. Michael Anestis, director ejecutivo del centro y autor principal del estudio, afirmó que «puede que muchos conservadores apoyen estas políticas, pero simplemente no son una prioridad tan alta para ellos como lo son para los individuos más liberales».
El estudio evaluó diversas políticas, incluyendo leyes de licencia, controles de antecedentes universales, órdenes de protección de riesgo extremo, leyes de almacenamiento seguro, prohibiciones de armas de asalto y otras medidas. Se encontró que tres políticas contaban con el apoyo de una mayoría en todos los grupos políticos: las leyes de licencia (70.1% de los conservadores), los controles de antecedentes universales (86%) y las órdenes de protección de riesgo extremo (64.5%). Sin embargo, en otras políticas se observaron diferencias significativas en el nivel de apoyo partidista.
Lo sorprendente para los autores fue que los conservadores que respaldaban diversas políticas de armas no eran menos propensos que los moderados o liberales a creer que sus pares apoyan dichas políticas con la misma intensidad. Esto sugiere que la falta de apoyo público entre los conservadores no se explica por el miedo a la alienación en sus comunidades. En palabras de Anestis, «la presión que sienten los funcionarios electos conservadores proviene principalmente de individuos con un interés financiero en evitar que estas políticas sean aprobadas».
Este estudio subraya la complejidad del debate sobre el control de armas en Estados Unidos, donde, a pesar de un considerable apoyo privado entre los conservadores, la falta de demanda pública puede ser un obstáculo para la implementación de medidas que, según muchos, podrían contribuir a una mayor seguridad pública.