
El cambio climático está teniendo un impacto significativo en los ecosistemas de montaña, tal y como revela un reciente estudio de investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder. La investigación ha puesto de manifiesto que el deshielo de glaciares y permafrost en las montañas cercanas a Boulder está liberando minerales que contienen sulfato, un compuesto de azufre que se está filtrando hacia las cuencas hídricas locales.
Los científicos del Centro de Investigación de la Atmósfera y el Medio Ambiente (CIRES) han estudiado los efectos del sulfato en los humedales montañosos y han confirmado que niveles elevados de este mineral pueden incrementar la producción de metilmercurio, un neurotoxina potente que se acumula en la cadena alimentaria y que puede acarrear serios problemas de salud. Hannah Miller, estudiante de doctorado y autora principal del estudio, ha subrayado que existe una escasez de investigaciones sobre la producción de metilmercurio en humedales de alta altitud, lo que deja importantes vacíos de conocimiento sobre su generación y cómo puede cambiar con el avance del cambio climático.
Un aumento alarmante de los niveles de sulfato
El trabajo, publicado en la revista Environmental Research Letters, es el primero en documentar mediciones de referencia del metilmercurio en la cuenca de Boulder. Los resultados podrían ayudar a los gestores de tierras a monitorear los impactos futuros en los suelos, las aguas que fluyen en los arroyos y la fauna local. Eve-Lyn Hinckley, investigadora de CIRES y coautora del estudio, enfatiza la importancia de esta investigación en un contexto de cambios climáticos globales, como el calentamiento y un aumento en la frecuencia de incendios forestales que amenazan a los ecosistemas sensibles de alta montaña.
A nivel mundial, los ecosistemas montañosos están experimentando impactos desproporcionados por el cambio climático, con glaciares y permafrost deshaciéndose a un ritmo sin precedentes. En la cuenca de North Boulder, los investigadores han observado un incremento del 200% en las concentraciones de sulfato en los últimos 30 años, un fenómeno que también se ha documentado en más de 150 lagos y ríos en todo el mundo. Este aumento en la concentración de sulfato no solo tiene implicaciones directas para los ecosistemas, sino que también altera la forma en que el mercurio se transforma en los humedales.
El estudio se ha centrado en cómo el escurrimiento de sulfato impacta el ciclo del mercurio, concretamente en la conversión de este metal en su forma más tóxica: el metilmercurio. Los humedales encharcados y los grandes cuerpos de agua carecen de oxígeno en sus suelos, lo que ha llevado a los microbios a evolucionar para utilizar otros elementos, como el sulfato, para producir energía. Cuando este sulfato interactúa con el mercurio en los humedales, procesos químicos complejos hacen que las bacterias reductoras de sulfato conviertan el mercurio en metilmercurio tóxico.
Miller realizó un análisis de suelos en las montañas al noroeste de Boulder para confirmar si el aumento del escurrimiento de sulfato podría estar llevando a una mayor producción de metilmercurio. La investigación se dividió en dos partes: por un lado, documentar los niveles de metilmercurio en los humedales por encima y por debajo de la línea de árboles, y por otro, identificar el nivel de sulfato que puede activar la producción de metilmercurio.
Los resultados revelaron que en los humedales por encima de la línea de árboles se encontraban cantidades muy bajas de metilmercurio, mientras que en los suelos de los humedales por debajo de la línea de árboles, los niveles eran significativamente más altos. Esta diferencia se atribuye a la mayor presencia de árboles, arbustos y plantas que crean un entorno rico en carbono, propicio para la actividad microbiana que estimula la producción de metilmercurio.
Además, el estudio descubrió que la adición moderada de sulfato en los suelos de los humedales subalpinos resultó en la mayor producción de metilmercurio. Este fenómeno, conocido como el «efecto Goldilocks», sugiere que cantidades «justas» de sulfato mezcladas con mercurio conducen a un aumento en la producción de metilmercurio, en contraste con niveles muy altos o muy bajos de sulfato, donde la producción de metilmercurio es mínima o inexistente.
Los hallazgos presentan por primera vez umbrales de sulfato que identifican en qué punto los niveles de metilmercurio pueden ser más altos en la cuenca de North Boulder. Esta información es crucial para que los gestores de tierras comprendan cómo la exportación continua de sulfato puede impactar los niveles de metilmercurio en estos ecosistemas en el futuro. Miller concluye que, a pesar de que en los ecosistemas montañosos semiáridos puede parecer que hay un menor riesgo de contaminación por mercurio, sus hallazgos demuestran que existe un riesgo, especialmente en los humedales subalpinos, lo que plantea importantes preguntas sobre el impacto de esta toxina en las comunidades y la fauna que dependen de esa fuente de agua.