
España se encuentra en una situación crítica respecto a la sequía, una problemática que se ha intensificado en los últimos años y que, según un informe científico de expertos en clima y oceanografía del Clivar, se espera que se vuelva «más frecuente y severa» debido al calentamiento global.
El informe subraya que el país mediterráneo ha estado luchando contra un «estrés hídrico semi-permanente» a causa de su ubicación geográfica. Aunque las precipitaciones en los últimos años han estado dentro de los niveles normales, el aumento de las temperaturas ha provocado una mayor evaporación atmosférica, resultando en sequías más largas y severas.
Impacto en la economía y el medio ambiente
Durante las últimas dos décadas, España ha experimentado «la mayor frecuencia de sequías severas en los últimos 150 años». Este escenario plantea riesgos significativos, ya que la probabilidad de incendios forestales también aumentará. Se prevé que estos incendios sean «más extremos» y se prolonguen durante un periodo mayor, desde junio hasta septiembre, coincidiendo con las temperaturas más elevadas.
Los sectores de la economía española más afectados serán la agricultura y el turismo. El informe indica que «las condiciones óptimas para el turismo de verano se deteriorarán», aunque se anticipa una mejora en «las temporadas intermedias». Esta situación ya ha tenido consecuencias visibles, con una disminución en las cosechas de cereales, aceite de oliva y vino, además de la necesidad de que las autoridades elaboren planes para importar agua fresca en barco a Barcelona, la segunda ciudad más grande del país.
Por otro lado, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) anunció recientemente que la sequía que ha afectado a los campos y ha llevado a restricciones de agua desde 2021 podría estar llegando a su fin gracias a las abundantes lluvias recientes. Sin embargo, el panorama a largo plazo sigue siendo preocupante.
La comunidad científica coincide en que para afrontar esta realidad se requiere un enfoque coordinado y eficaz que contemple tanto la gestión del agua como la adaptación de los sectores económicos más vulnerables. Solo así se podrá mitigar el impacto de la sequía y asegurar un futuro sostenible para España.