Los secretos de la astronomía babilónica: el primer paso hacia la ciencia moderna

In Ciencia y Tecnología
marzo 17, 2025

El conocimiento científico ha sido una constante en la evolución de las sociedades a lo largo de la historia. Desde la antigüedad, los seres humanos han buscado entender su entorno a través de la observación y la experiencia. Sin embargo, la ciencia moderna se distingue por su enfoque sistemático y organizado. Este artículo abordará los inicios de la ciencia a través de la astronomía babilónica, que se considera uno de los primeros ejemplos de un estudio científico riguroso.

La astronomía babilónica como pionera de la ciencia

Los babilonios, que habitaron la región que hoy conocemos como Irak hace entre 2,500 y 4,000 años, destacaron en la observación del cielo. Sus escribas, encargados de recopilar y registrar el conocimiento, desarrollaron un método metódico para observar y predecir los movimientos del Sol, la Luna, las estrellas y los planetas. A través de registros sistemáticos, los babilonios fueron capaces de identificar patrones en el cielo, lo que les permitió elaborar calendarios y predecir eventos astronómicos. Este enfoque no solo les proporcionó información sobre el tiempo y las estaciones, sino que también les ayudó a interpretar fenómenos naturales como eclipses, que consideraban augurios sobre eventos en la Tierra.

La base del conocimiento astronómico babilónico se encontraba en obras como el MUL.APIN, un compendio que registraba la posición de las estrellas y los ciclos de los cuerpos celestes. A lo largo de los siglos, los escribas babilonios mantuvieron los Diarios Astronómicos, donde documentaban con precisión la posición de la Luna y los planetas, así como eventos terrestres como el clima y los precios de los cultivos. Este meticuloso registro de observaciones permitió a los babilonios prever eventos astronómicos, creando así un vínculo entre los fenómenos celestiales y los acontecimientos en la Tierra. De hecho, su legado perdura en la actualidad, influenciando a astrónomos posteriores y estableciendo las bases para el desarrollo de la astronomía moderna.

El impacto de la astronomía babilónica se extiende más allá de sus propios tiempos, evidenciado en la manera en que hoy medimos el tiempo. A diferencia de nuestro sistema decimal, los babilonios utilizaban un sistema sexagesimal, que ha dejado su huella en la forma en que dividimos las horas y los minutos. Por ejemplo, un día se compone de 24 horas, y una hora de 60 minutos, gracias a sus innovaciones. Así, cada vez que consultamos un reloj, estamos utilizando un vestigio de uno de los primeros sistemas científicos que buscó entender y predecir los fenómenos del universo.

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