
El enigma del origen de las iguanas en Fiji
En el ámbito de la biología evolutiva, el estudio de la distribución de las especies ha planteado numerosas interrogantes a lo largo del tiempo. Un caso intrigante es el de las iguanas en Fiji, un archipiélago remoto en el Pacífico Sur, cuyas poblaciones parecen tener una conexión sorprendente con las iguanas que habitan en las Américas. Durante años, los investigadores han especulado sobre cómo estos reptiles lograron llegar a estas islas, considerando rutas por Asia o Australia antes de que la actividad volcánica separara Fiji de otros continentes.
Recientemente, un estudio ha arrojado nueva luz sobre este misterio, sugiriendo que las iguanas habrían realizado un épico viaje de 8,000 kilómetros sobre una balsa de vegetación flotante. Esta travesía se considera un récord, ya que es el trayecto más largo jamás documentado para un vertebrado terrestre que ha cruzado el océano. Los científicos han estudiado las relaciones genéticas entre 14 especies de iguanas que abarcan las Américas, el Caribe y Fiji, descubriendo que las iguanas fiyianas están más estrechamente relacionadas con las iguanas del desierto de América del Norte. Se estima que ambos grupos se separaron hace aproximadamente 31 millones de años.
El análisis de estos datos ha permitido a los investigadores elaborar un modelo estadístico que indica que las iguanas probablemente flotaron desde Norteamérica hasta Fiji. Este viaje podría haber durado varios meses, y las iguanas del desierto se presentan como pasajeros ideales gracias a su capacidad para resistir la deshidratación y alimentarse de las plantas en su entorno. Muchos de los autores del estudio coinciden en que, dadas las circunstancias, las iguanas son los vertebrados más aptos para sobrevivir a una travesía prolongada en el océano. Además, la investigación destaca la importancia de comprender los orígenes de estas especies en peligro de extinción, especialmente ante la amenaza de especies invasoras como la iguana verde que actualmente habita en Fiji. Esta información puede ser crucial para desarrollar estrategias de conservación efectivas en el futuro.