Las lunas o parabrisas son el elemento más importante en cuanto a la visibilidad de tu coche, pero también un elemento indispensable para la seguridad y para resguardar al conductor del frío o del viento. De su cuidado y mantenimiento dependerá gran parte del buen estado en que se conserve, siendo esencial para una conducción segura y de calidad.
Cuidar las lunas de tu coche debe ser siempre algo prioritario. Cuando están sucias no permiten visibilidad, pueden mancharse y provocar deslumbramientos, así como también pueden tener roturas accidentales y fortuitas, que pueden derivar en pequeñas grietas casi imperceptibles o en situaciones donde la mejor recomendación será su reemplazo. En cualquier caso, aquí encontrarás una serie de consejos para cuidar las lunas de tu coche.
Siempre cuida que su estado sea el mejor
Aunque cueste creerlo, las lunas de los coches son elementos del mismo que suelen ser muy fáciles de dañar. Eso, en referencia a las situaciones fortuitas que se pueden producir durante la conducción y que pueden derivar en un pequeño objeto impactando en su superficie, y con ello, en roturas y grietas. De hecho, existe una multa por llevar la luna del coche rota, incluida en la normativa vigente en relación con el hecho de que puede afectar a la visibilidad del conductor y en la seguridad del mismo, así como de quienes vayan dentro del coche y del resto de conductores en la vía. Una multa que tiene una cuantía económica de 200 euros.
Por eso, sin importar que se trate de una pequeña fisura, una grieta o una abolladura de suma importancia, siempre será mejor curarse en salud y tomar las decisiones pertinentes para que la luna siempre se encuentre en el mejor estado posible.
Aunque de forma funcional no impida en ningún momento tu visibilidad, el hecho de que la ley pueda expedir multas conforme te vean circulando con las lunas en mal estado o, también, que una pequeña grieta se convierta en una rotura mayor que te obligue a cambiar toda la luna, hace que siempre sea conveniente hacer un mantenimiento preventivo.
Para ello sólo se debe acudir a una empresa de profesionales o talleres autorizados que realicen servicios de cambio o reparación de las lunas del coche, ya que en la gran mayoría de los casos no hará falta sustituir completamente la luna, sino que se realizará un procedimiento sencillo y económico, mediante resinas especiales, que en poco tiempo te permitirá tener las lunas en buen estado. Siempre asegúrate de que la empresa puede hacer un presupuesto sin compromiso, para que tengas una idea sobre cuál será el coste a pagar, algo que siempre va a convenir más, en todo caso, que arriesgarse a las multas por circular con la luna defectuosa.
Cuidados y mantenimientos útiles
Dicho lo anterior, ya sabes la importancia que tienen las lunas en el momento de la conducción, siendo responsables de cuidar al conductor de las inclemencias climáticas pero también proporcionándole una vista clara del panorama que le espera en la vía. También sabes, desde luego, la importancia de reemplazarlas y corregir las posibles grietas que puedan aparecer, de modo que tu seguridad y la del resto de ocupantes, nunca esté en riesgo.
No obstante, como en todo, la mayoría de los cuidados y consejos de mantenimiento de las lunas del coche abarcan la prevención, siendo estos consejos, hábitos sencillos que puedes realizar diariamente para que nunca tengas que reemplazar la luna de tu coche por un mal estado, producto de un mantenimiento insuficiente.
Suciedad y deslumbramiento
Cuando las lunas de los coches están sucias se produce la falta de claridad o nitidez en la visión del conductor y, algo aún más peligroso, los deslumbramientos al conducir de noche o con días de mucho sol. En ambos casos, los riesgos son latentes y son situaciones por las que nunca se debería pasar.
Para ello sólo hace falta realizar una limpieza periódica de las lunas del coche en el área exterior, para retirar la suciedad que se acumula tras kilómetros de recorrido por cualquier vía. Lo más idóneo para estos casos es seguir las siguientes recomendaciones:
- Limpieza superficial: con el uso de esponjas, paños suaves o cepillos con cerdas muy suaves, puedes retirar toda la suciedad superficial e, incluso humedeciendo estos elementos, puedes retirar la mayor parte de la suciedad que se encuentre adherida a la luna del coche.
- Limpieza de las grasas: lo que provoca la falta de nitidez y los deslumbramientos, en realidad es la grasa que se va a acumulando en la superficie de las lunas, y por esa razón, muchas lunas siguen deslumbrando incluso una vez acabadas de limpiar. Siempre teniendo en cuenta las recomendaciones de los especialistas, puedes utilizar productos que no sean abrasivos o muy rígidos, de manera que puedan evitar dañar la resina y la integridad de las lunas. Utilizando detergentes quitagrasas diluidos en suficiente agua, podrás quitar toda la grasa acumulada en la superficie. Tras ello, deberás retirarlo con agua tibia y sin dejar mucho tiempo de espera, ya que los productos utilizados para quitar grasa se adhieren rápidamente a la superficie cuando no se retiran con rapidez.
- Abrillantar: tras la realización de lo anterior, la luna del coche ya estará limpia, pero su aspecto será opaco, producto del líquido utilizado para eliminar la grasa. Sólo deberás utilizar, en una única mano de limpieza, un producto limpiacristales junto con un paño suave. Estos productos suelen ser vendidos precisamente para eso, y no ocasionarán ningún tipo de daño sobre la luna del coche.
Adicionalmente a eso, siempre puedes ventilar el coche con aire exterior mientras estés conduciendo, para que la luna, desde el interior, no se empañe o se adhiera la grasa; mientras que para la suciedad acumulada en el interior puedes aplicar exactamente los mismos cuidados aquí detallados.
Conducir con una luna en mal estado es arriesgado. Provoca deslumbramientos, falta de visibilidad, y en el caso de las grietas o roturas, representan un potencial riesgo de daño mayor y, también, multas con sanciones económicas por medio. Acudir a un servicio especializado, plantear tu situación, solicitar un presupuesto y actuar con rapidez suele ser la forma ideal de evitar que los daños se vayan acumulando y que, más adelante, sea más costoso encontrar una solución.