El bienestar de los trabajadores afecta directamente a su rendimiento, ya sea en el plano académico, el personal o el profesional. Por ello, que los empleados sean capaces de manejar el estrés y adquirir una estabilidad emocional es clave para cualquier organización, ya que el impacto de una mala gestión del wellbeing puede ser muy notorio en los resultados de cualquier empresa.
La ansiedad y el estrés pueden generarse a causa de distintos factores: problemas familiares, deudas inesperadas, cambios en el entorno laboral, y estos pueden manifestarse en distintos problemas, que afectan directamente a la empresa: falta de descanso que genera malos rendimientos, actitudes negativas con los compañeros de trabajo, aislamiento, escasez de higiene… Por todos estos motivos, las empresas deben diseñar un programa de bienestar emocional que les permita mejorar la productividad de sus empleados y gestionar estas situaciones tan complicadas a nivel individual.
Claves para diseñar un plan de wellbeing emocional
Cada individuo es un mundo, por lo que el estrés y las emociones pueden ser más fuertes o débiles según distintas características de los empleados. Sin embargo, un programa de bienestar emocional desarrollado de manera adecuada puede ayudar a encontrar la solución para los problemas individuales de cada uno de ellos, incrementando la productividad de la empresa y mejorando la felicidad de los trabajadores, tanto en el plano laboral como en el personal. Para ello, existen unos puntos indispensables a cubrir a la hora de desarrollar este programa:
- Analizar la situación de cada empleado, ya que esta puede variar en función de su personalidad y circunstancias particulares, y realizar una segmentación que permita agrupar a los trabajadores en función de su recorrido emocional y respuestas frente a los estímulos. Con ello, podemos identificar a aquellos empleados que necesitarán más apoyo, obteniendo la mejor forma posible de brindárselo.
- Determinar qué hace la empresa actualmente para tratar el bienestar emocional de sus trabajadores, y estudiar qué puede llegar a ofrecer como soluciones con los recursos actuales. Además, también hay que analizar el mercado para ver qué opciones pueden ayudar a diseñar este plan de wellbeing emocional.
- Utilizar los datos que posee la empresa sobre sus trabajadores (absentismo, variaciones en la productividad, presencia de trastornos como la depresión, entre otros) para identificar los problemas mayores y tener la capacidad de localizarlos y trabajar para erradicarlos.
- Instaurar y desarrollar una cultura corporativa que trabaje con el bienestar emocional de la plantilla, donde jefes y directivos se acostumbren y sepan identificar los problemas y necesidades de cada trabajador de su equipo, actuando lo antes posible para controlar y evitar estos problemas derivados de la faceta emocional.
- Medir cuál es la ayuda real que está consiguiendo la organización a través de las medidas anteriores, cómo se está mejorando la vida de los empleados y qué otras vías pueden servir de ayuda para maximizar este apoyo tan importante.
En la actualidad, es imprescindible tratar estos temas de manera individual y personalizada, en función de la situación particular de cada trabajador y/o grupo de trabajo, con el fin de crear un entorno de trabajo saludable, feliz y productivo.